El profesionalismo prematuro
Que un deportista aficionado llegue a nivel profesional es una verdadera proeza. Las estadísticas nos dicen que solo 1 de cada 16,000 deportistas llegan a la elite. Un dato que debería estar presente en todos los clubes deportivos para que los padres tengan un panorama de la dificultad y que si esto llega a ser posible se debe a la unión de varios factores, como el talento, disciplina, establecimiento de metas, estabilidad económica entre otras.
La mayoría de los deportistas que llegan a la élite tienen algo en común y es que en su niñez disfrutaban mucho del deporte y lo hacen hasta el final de su vida deportiva. Les gusta tanto su deporte que no ven problemas en entrenar 8 horas diarias, 300 días al año, pasan más tiempo en los entrenamientos y competencias que lo comparten con su familia y algunos empiezan a tener presión desde muy temprana edad. Empiezan a estar en el ojo de la prensa, marcas y opinión pública, lo que les genera presión y los lleva a tener altas expectativas sobre ellos mismos.
La tenista Naomi Osaka lo menciona en su documental “a veces juego con la presión de que hay un equipo atrás de mí”, refiriéndose a su entrenador, masajista, fisioterapista etc.
Desde la psicología deportiva se trabaja esta comunicación padre, entrenadores y deportistas, información sobre las etapas que deben ir cumpliendo los deportistas, ya que hay muchos casos de atletas en la élite que terminan en escándalos sexuales, de drogas y con la policía, por este salto prematuro a la elite y que con tan temprana edad disponen de mucho dinero, fama, carros lujosos y accesos a lugares donde solo los millonarios pueden estar.
Es por eso necesario el conocer las etapas formativas y como superarlas y no descuidar el estudio y la familia y no centrar la vida del deportista a solo el deporte que practica.