sábado, mayo 18, 2024
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La mente en los deportes

El efecto Fosbury

En la vida hay cosas que no podemos evitar, entre ellas el cambio. Regularmente nos resistimos a este, sentimos incomodidad, inseguridad e incertidumbre. Pero al pasar esa etapa podemos darnos cuenta de que el cambio trae cosas positivas, por ejemplo, la evolución y esta es la historia del efecto Fosbury, hasta antes de 1968 la disciplina de salto alto disponía de variantes, pero todas saltando al frente.

Dick Fosbury un atleta estadounidense revolucionó el salto alto cuando en las olimpiadas de México de 1968 saltó de una manera poco convencional, de espaldas y pasando primero la cabeza por el listón, llegando a este salto porque no tenía éxito con los ya conocidos saltos de tijera y de rodillo y tras una conversación donde su entrenador le dijo que improvisara.

Dicha técnica fue bautizada posteriormente como “Fosbury Flop” y revolucionó tanto el deporte que para 1980, 13 de los 16 finalistas olímpicos utilizaron el estilo de Fosbury.

La pregunta es ¿Por qué no lo intentó alguien más antes? Hay varias razones, primero Fosbury tuvo complicaciones con los saltos convencionales. No siempre nos atrevemos a innovar, podemos creer que es tonto o que nos pueden rechazar. Se utiliza la famosa frase de “acá siempre se ha hecho así”. También es probable que los otros atletas para los que si funcionaba los saltos convencionales pensarán si funciona ¿para qué cambiarlo?

La historia de Fosbury me lleva a pensar en la evolución de la preparación atlética, donde hace 25 años el ser preparador físico y tener un espacio en los cuerpos técnicos era un verdadero reto. Algo similar a lo que hoy en día sucede con psicología deportiva como Fosbury, debemos tener la mentalidad de cambiar de innovar y tener en la preparación física un enfoque integral donde el entrenamiento mental esté incluido.