Operación Discovery, una muestra del estado de anomia
(Elisa Mercedes/Especial para El Tiempo) Hablar de anomia es referirse a injusticia, lo que va dando paso al desarrollo de prácticas cotidianas malsanas pero que son vistas como normales y hasta son aceptadas por la sociedad bajo la excusa de que “de algo hay que vivir”, “ellos se buscan su dinero sin matar a nadie” o “ese muchacho es habilidoso porque sabe buscársela”.
La anomia fue desarrollada como concepto por la sociología norteamericana para estudios del control social, desviación, delito y criminalidad. Introducido por Emile Durkheim, considerado como uno de los fundadores de la sociología moderna, persigue describir la incapacidad de la estructura social para proveer a ciertos individuos de lo necesario para lograr las metas de la sociedad. Aclarado este concepto se puede comprender lo que está pasando con la sociedad dominicana, en la que anualmente millares de jóvenes salen de las universidades con un título bajo las axilas, algunas veces hasta graduados con honores, para encontrarse con que su país no tiene capacidad siquiera de ofrecerle un empleo mal pagado.
Pensando en el estado de anomia y analizando los hechos recientes en que fue desmantelada una banda que captó más de 100 millones de dólares en operaciones fraudulentas contra ciudadanos norteamericanos, seleccionados por edad, condición económica o por su desviada conducta sexual, nos damos cuenta de esta realidad. La operación judicial Discovery, dejó al descubierto ese estado de anomia. Porque sólo bajo esta condición de insatisfacción juvenil colectiva se puede entender que más de 38 jóvenes y dos o tres no tan jóvenes pudieran asociarse para montar una estructura criminal de este tipo y verlo como un trabajo cualquiera, con sus horarios y buenos sueldos. De alguna manera, estas mentes brillantes opacadas por sus prácticas delictivas, construyeron una sociedad al estilo que ellos querían para alcanzar sus sueños de mejor vida.
Resulta verdaderamente doloroso ver cómo un grupo de jóvenes sobresalientes en el manejo de la tecnología, haya encontrado en las malas artes una tierra fértil para delinquir. Discovery, en cierta forma, retrata el resultado de la falta de oportunidades y la desesperanza de un amplio grupo de dominicanos para los cuales la construcción de una vida digna trabajando decentemente no es posible. Esa desesperanza ha sido creada y alimentada por funcionarios corruptos en todos los gobiernos, cuyas prácticas quedan sin castigo. Ese es el mensaje que han dejado a nuestra juventud.