LA ROMANA. La doctora Elizabeth De Aza, encargada del departamento de Salud Ambiental de la Provincial de Salud de esta ciudad, precisa que todo vertedero a cielo abierto contamina el aire, porque en esos lugares se vierten todo tipo de desechos, como animales muertos, industriales y en ocasiones de hospitales, lo que pone en peligro la salud.
Dijo que los más afectados son aquellos llamados buzos, ya que su piel se puede infectar y a su vez padecer de enfermedades contagiosas y cancerígenas. Resalta que esos vertederos contaminan el suelo, la flora y la fauna y a los animales que comen de esos desperdicios y luego ese animal es consumido por los humanos.
El ambientalista Nicolás Guillen, quien ha visitado el vertedero, dijo que los constantes incendios que se producen en el lugar han provocado accidentes de tránsito en la carretera Romana-San Pedro de Macorís, específicamente por Las Cuevas de las Maravillas. Destacó también que las incineraciones producen gases de efecto invernadero como dióxido de carbono, monóxido de metano y el óxido de nitrógeno, lo que produce el aumento de temperatura de la atmósfera. Guillén expresó que durante las observaciones que realizaron, pudo ver en la comunidad de Gato que los niños padecían de erosiones en la piel, afecciones en las vías respiratorias y pulmones. Manifestó que las aguas, el suelo y subsuelo en contacto con el lixiviado, contamina un área aproximada de 20 kilómetros alrededor, lo que asegura la contaminación del rio Cumayasa, que está muy cerca del vertedero.
Lo que más nos preocupa a nosotros los ambientalistas es que las autoridades no se mueven para buscar solución a este tipo de contaminación. Expuso que lo correcto es cambiar el vertedero de cielo abierto por una planta recicladora o un relleno sanitario que disminuya los niveles de contaminación que se generan en ese vertedero.