A esta hora han muerto varias gentes en el mundo a causa del covid-19. En los países subdesarrollados, todavía se está colando el miedo por debajo de las puertas, contraer esa enfermedad en tiempos difíciles les sale bastante cara, si la muerte no se lo lleva en silencio.
ero el país marcha bien, se está poblando de predicadores mediáticos llamados influencers que están cegando en las redes sociales, por individuos llenos de ego, que no quieren ni pretenden ver más allá del día a día de un ‘me gusta’. En vez de ser más humanos en estos tiempos de pérdidas de vidas, se han convertido en agitadores profesionales en las redes sociales.
Algunas personas han perdido el pudor, y llevan en sus redes sociales noticias falsas, muchas veces llenas de odio por alguna frustración que no fueron capaces de reclamarla en algún momento de sus vidas. Son talibanes mediáticos que pretenden hacer un linchamiento moral con el objetivo final de ganar ‘me gusta’ en las redes sociales. Algunos son gente vieja, enferma, pero disfrutan con su risa burlona y se sientan a gozar la caída de otros. ¡Ohdios! Cuanto hay en ellos.
No veo bien eso. No veo bien este tipo de sociedad que se está generando por las influencias de tres o cuatros comunicadores, que no tienen reparo en sus verbos, ni reflejo de cómo marcha la sociedad de hoy. No apoyo tampoco los actos de corrupción de ningún gobierno. Creo que cualquier funcionario público que entra al Estado, en estos tiempos de crisis se le da una oportunidad para servirle a la sociedad, pero no para ‘hacerse de la paca’.
Tenemos una crisis sanitaria, pero ellos no la ven, tenemos una crisis económica, pero para ellos no existe, tenemos una crisis social en los barrios, para ellos no existe, tenemos una crisis de liderazgo, pero para ellos: «ellos» son los líderes del pueblo y del futuro.
Tenemos una crisis laboral, para ellos no existe, tenemos una crisis empresarial, para ellos no existe, tenemos una crisis mundial, para ellos no existe, tenemos una crisis fronteriza, pero para ellos su prioridad no es Haití, para ellos Haití no existe, si no es tendencia en las redes.
Para ellos cada mañana solo existe el odio, la sed de venganza, que se le refleja en la alegría, cuando mencionan los diferentes juicios llevados a cabo por la corte del mar, en el siglo XXI, en una isla de carnívoros en el Caribe.
No sé a ti, pero a mi me preocupa. Los discursos antipartidos políticos, es una realidad que se está montando en una ola de descontento, hacia esas instituciones que tenemos hoy llamadas partidos políticos.
Existe una ausencia de liderazgo. La sociedad de este siglo XXI, no tiene un liderazgo, capaz de contener un éxodo social que surja del pueblo. Pero se están poniendo antifaces, esas revueltas están a la vuelta de la esquina.
Estamos empujando vientos de odio hacia una parte de la sociedad que no va a terminar bien. Haití, es un espejo para nosotros, pero nadie quiere mirarse en él, aunque estemos pisando la misma isla llena de calor. ¿Acaso no creen que el odio que generan los comentarios, no se siembran también del otro lado?
Frente a una acción, habrá una reacción, y nunca será para ponerle la otra mejilla. Qué mundo es que estamos construyendo, el de la confrontación, alejando la ilusión.
Estamos dividiendo la sociedad, y una sociedad dividida, no es una sociedad fácil de conducir, porque el odio social se convierte en un círculo que termina en el linchamiento colectivo, donde siempre se impondrá el más fuerte, aunque el país se destruya.
Pero qué ganará el pueblo: nada. Las masas están reveladas como escribió en su día Ortega y Gasset. Pero hacia dónde nos conducen esa revelación social. ¿Vamos a avanzar? ¿Estamos creando conciencia de que el mundo cambió?
Esas dos respuestas solo el tiempo las darás. Hay que esperar…Si los políticos no despiertan con tiempo, y no guardan sus aspiraciones en una gaveta, sus tiempos de malestares y de zancadillas entre ellos, pasaran por una turbulencia que los va a aniquilar a todos, que es el plan original.
Es verdad que a veces los años de ruidos ciegan a los seres humanos, pero me niego a creer que en tiempos difíciles no sean capaces de sentarse y construir un puente capaz de retornar en país a una ruta mejor que la que vemos hoy.
Un país no se construye en meses, pero si se puede destruir en horas. Las instituciones se están debilitando, pero la ceguera nos ahoga, el ego nos ahoga, los me gustas en las redes nos ahogan. Estamos en camino a una sociedad en quiebra y a un sistema político colapsado: estamos a pasos de entrar a la era del caos.
El fantasma populista, camina y atraviesa en América Latina, que se han ido encendiendo en llamas varios países, la República Dominicana, nunca ha estado fuera de esa ola. En tiempos difíciles, golpear a los adversarios, maltratar a los adversarios y desentenderse de un cambio con responsabilidad, no es buena ruta para llegar a buen puerto. Ojalá estemos equivocado, pero Dios no se muda de sitio.