Estamos muy conscientes de que la política norteamericana nos afecta a todos, pero las elecciones presidenciales del próximo 3 de noviembre se podrían catalogar como las más importantes de los últimos tiempos, por varias razones. En esta ocasión los estadounidenses acuden a las urnas bajo circunstancias inimaginables, no solo en el entorno político sino también económico, social, y de salud.
La pandemia del COVID-19 ha puesto de manifiesto grandes debilidades del sistema sanitario mundial, y Estados Unidos no ha sido la excepción. A esto se suman las políticas y decisiones que se han tomado en el país, que obviamente no han resultado efectivas para limitar el nivel de contagios y de fallecimientos, siendo USA el país con más contagiados, así como mayor número de fallecidos con más de 234 mil a la fecha.
Las medidas adoptadas por Donald Trump han favorecido mayormente la apertura económica por encima de la salud del ciudadano, incluso en contradicción con los expertos y científicos que han sido firmes en recomendar mayores controles sanitarios. Esto complace a los seguidores incondicionales del presidente, pero le ha perjudicado mucho en un segmento de la población que aun no siendo republicanos tal vez hubieran preferido permitirle a Trump 4 años más para completar su obra.
Sin embargo, ya desde antes de la pandemia se percibía una sensación de desprecio al estilo de gobernar de Trump, quien no se deja asesorar por sus expertos, actúa mayormente por impulso , afirma cosas que se contradicen con la realidad, demuestra poco respeto por países que típicamente han sido fieles aliados de USA, e ignora las causas de frecuentes choques sociales y raciales que dividen mucho más a una sociedad de por sí fragmentada.
El hecho de que el candidato demócrata Joe Biden, a su avanzada edad y con un estilo mucho más pasivo, se mantenga por encima en casi todas las encuestas, y esté siendo apoyado cada vez más por personas de alta relevancia en los círculos económicos, profesionales y sociales de USA, dice muchísimo del esfuerzo de muchos ciudadanos para lograr cambiar el rumbo y el futuro del país.
Creo que para nuestro país no cambia en mucho el apoyo que podamos seguir recibiendo de USA, ya sea con la continuidad de Trump o con un demócrata, a pesar de algunas opiniones distintas. Si la economía americana se recupera prontamente nuestro país se beneficia. Independientemente de quien sea electo, la política monetaria es una, y las autoridades harán lo que corresponda para volver a crear un entorno de expansión y crecimiento.