La Junta Central Electoral (JCE) ha recorrido un largo camino desde aquellos tiempos en que los resultados de unas elecciones no siempre reflejaban la voluntad del pueblo expresada en las urnas. Eran tiempos aquellos en que la democracia dominicana no había alcanzado el grado de madurez que afortunadamente experimenta hoy.
La jornada de ayer es testimonio palpable del arduo trabajo y dedicación de la JCE en la organización de las elecciones presidenciales y congresuales. La JCE ha demostrado una capacidad organizativa y un compromiso con la transparencia que merecen reconocimiento.
Con un calendario estrictamente planificado, el máximo organismo comicial se aseguró de que cada fase del proceso se cumpliera conforme a lo estipulado, tanto en el territorio nacional como en el extranjero, donde funcionan tres grandes circunscripciones electorales para los dominicanos de la diáspora. La coordinación efectiva y la logística desplegada fueron fundamentales para garantizar un proceso electoral limpio y equilibrado.
Desde la distribución de materiales hasta la capacitación de los funcionarios de mesa, cada detalle fue manejado con precisión y profesionalismo.
Además, es importante destacar la implementación de tecnologías y sistemas de verificación, que contribuyeron a fortalecer la transparencia y confianza en el proceso electoral. Estas facilidades también ayudaron a prevenir irregularidades y asegurar que los resultados reflejen fielmente la voluntad popular.
La JCE superó los desafíos y garantizó que cada voto cuente, ofreciendo un espacio plural e imparcial en la escogencia de nuestras autoridades. Este logro consolida la vocación democrática del Estado dominicano, donde la participación ciudadana se respeta y valora.