LA ROMANA. La celebración del Carnaval en la ciudad de La Romana no tiene una presencia activa, ya que las iglesias lo consideran una fiesta pagana y no netamente cultural. Hamlet Felipe Hernández, conocido como «Bimbo», gestor cultural del Ministerio de Cultura y presidente de la Unión Carnavalesca de La Romana, plantea un punto de vista diferente sobre el significado y la celebración del Carnaval.
Hernández manifiesta que la celebración del carnaval en los pueblos que aún lo llevan a cabo se ha convertido en una pasarela carente de creatividad y esencia artística. Precisa que en La Romana han surgido disputas entre las iglesias y los organizadores folclóricos.
Los cristianos afirman que es una fiesta dedicada al Diablo, pero Hernández aclara que la mayoría de las personas no celebran el Carnaval en términos satánicos, sino en dirección a lo folclórico.
Además, menciona que el uso de Diablos Cojuelos es un nombre místico propio de la dominicanidad, que surge del carnaval de salón español y tiene su origen en la historia de un diablo que atormentaba a las personas de manera burlona.
Afirma que el Carnaval en sí no es malo ni problemático, sino que los conflictos surgen debido al gran número de personas y al consumo de alcohol, similar a las celebraciones de bailes de Ra Rá (Gaga), originadas en los Bateyes de República Dominicana y luego llevadas a Haití.
POSICIÓN CRISTIANA
El sacerdote de la Iglesia Santa Rosa de Lima, Pedro Villa, afirma que la iglesia no se opone a la festividad y que las personas pueden celebrar con alegría. Sin embargo, señala que el problema surge debido a elementos como la delincuencia, el alcohol, las drogas y el desorden, que van en contra del
cuidado y la protección de las personas, lo que puede desencadenar problemas graves, como muertes.
Explica que el Carnaval, cuya palabra significa «gozo a la carne», carece de equilibrio y se descontrola, generando miedo en las familias y quitando la tranquilidad y la paz. Por otro lado, el pastor de la Iglesia Bíblica Cristiana, Víctor Baret, autor del libro «El lado oscuro del Carnaval», afirma que, aunque socialmente es una fiesta, su origen está en costumbres no autóctonas, sino en celebraciones traídas desde la ocupación haitiana, como el gaga africano y el gaga haitiano, priye y diablos cojuelos.
Destaca que el Carnaval solía celebrarse de manera diferente y que hoy en día el Ministerio de Turismo lo promueve como parte de la cultura dominicana, lo cual considera inexacto. Además, menciona que cada vez que se celebra el Carnaval, surgen situaciones lamentables y enfrentamientos entre grupos de gagas, e incluso se han quemado banderas dominicanas. También critica el gasto estatal en hospitales para atender a los heridos y en los montajes de los eventos.