Los partidos políticos se preparan para escoger a los candidatos que correrán por cargos
municipales y congresuales en los comicios programados para el mes de febrero del próximo año.
Sin embargo, en este proceso se esconden algunos elementos que debemos abordar con sentido de urgencia. Uno de ellos son los funcionarios municipales que en la actual coyuntura político-electoral buscan repetir en sus respectivos cargos.
Esta participación, aunque democrática, estimula el uso discrecional de los recursos del
Estado, ya que existe la posibilidad de que esos aspirantes utilicen su posición y el dinero público para obtener ventajas frente a sus competidores.
La saturación de propaganda es otro aspecto preocupante en las elecciones internas
de los partidos. A menudo, se observa una proliferación excesiva de afiches, vallas publicitarias y otros medios de promoción, creando una atmósfera similar a la de unas
elecciones abiertas.
Esta avalancha de mensajes y ofertas repetitivas dificulta a los electores la tarea de evaluar y elegir a los postulantes más idóneos, basándose en propuestas sólidas y un historial de servicio público destacado.
La membrecía partidaria podría iniciar exigiendo a los aspirantes información detallada de
sus planteamientos y trayectorias. Esta parafernalia debe ser motivo de preocupación para
todos los ciudadanos comprometidos con la democracia. No podemos permitir el abuso de
recursos y la saturación de propaganda en un evento exclusivo de las organizaciones políticas.
Es hora de que los partidos asuman su responsabilidad para garantizar la transparencia, equidad y e integridad en sus procesos. Y para lograrlo, deberían comenzar promoviendo elecciones internas más moderadas.
