PUNTA CANA. Nuestro cuerpo tiene diferentes tipos de piel; la piel de nuestras manos y piernas no es igual a la piel de nuestro rostro, que es la que nos enfocaremos en esta edición, ya que está más expuesta a los rayos ultravioleta y a la contaminación del medio ambiente.
Por ello, el cuidado de la piel del rostro requiere una atención especial. Cuidar adecuadamente de tu piel y adoptar un modo de vida saludable puede contribuir a retardar el proceso natural de envejecimiento y prevenir diversos problemas cutáneos. En esta ocasión, te presentamos varios consejos para cuidar la piel del rostro, ya que desde los elementos ambientales hasta las prácticas diarias, descubriremos cómo nuestras acciones pueden marcar la diferencia en la prevención del envejecimiento prematuro y la promoción de una piel radiante y saludable.
1. PROTÉGETE DEL SOL Una de las estrategias más fundamentales para el cuidado de la piel implica resguardarla de la exposición solar. La prolongada exposición al sol puede llevar a la aparición de arrugas, manchas de la edad y diversos problemas cutáneos, además de aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de piel. Utiliza protector solar: Aplica un protector solar de amplio espectro con un factor de protección solar (FPS) de al menos 15. Asegúrate de aplicar una cantidad generosa y renueva la aplicación cada dos horas, o con mayor frecuencia si estás nadando o sudando. Busca lugares con sombra: Evita exponerte al sol entre las 10 de la mañana y las 4 de la tarde, periodos en los que los rayos solares son más intensos. Usa ropa de protección: Protege tu piel utilizando prendas con tejidos ajustados, mangas largas, pantalones largos y sombreros de ala ancha.
2. EVITA FUMAR El hábito de fumar provoca un envejecimiento prematuro de la piel y contribuye a la aparición de arrugas. Fumar estrecha los diminutos vasos sanguíneos en las capas más externas de la piel, reduciendo el flujo sanguíneo y otorgando a la piel un tono más apagado. Además, el tabaco daña tanto el colágeno como la elastina, fibras responsables de proporcionar firmeza y elasticidad a la piel.
3. UNA BUENA ALIMENTACIÓN Adoptar una alimentación saludable puede contribuir tanto a mejorar tu apariencia como a sentirte bien. Incorpora abundantes frutas, verduras, granos enteros y proteínas magras en tu dieta. Aunque la relación entre la dieta y el acné no está completamente esclarecida, algunas investigaciones sugieren que seguir una dieta rica en aceite de pescado o suplementos de este, y baja en grasas poco saludables y carbohidratos procesados, podría favorecer una piel más juvenil. Mantenerse bien hidratado mediante el consumo adecuado de agua también es beneficioso para la hidratación cutánea.
4. ADQUIERE UNA RUTINA DE CUIDADO FACIAL Para elegir los productos adecuados es esencial conocer más allá de lo que tu piel necesita; de esto dependerán los activos a elegir según tu tipo de piel. No quieras colocar en tu piel lo que tu amiga emplea en su rostro, recuerda que no tienen la misma piel, y si a ella le otorga beneficios, puede que a ti no, ya que ambas tienen diferentes necesidades. No te olvides de que el primer paso es identificar tu tipo de piel, seguido de las necesidades que buscas tratar. Lo recomendable para dar este paso es asistir a una consulta dermatológica.