En la costa paulista de Brasil, a poco más de 30 kilómetros en el Océano Atlántico, se encuentra la Isla de las Serpientes, también conocida como Ilha de Queimada Grande.
Este lugar ha ganado fama por ser considerado el más peligroso del mundo, y está estrictamente prohibido para los humanos, según advierten los carteles en sus costas.
La isla alberga una especie de serpiente endémica conocida como Bothrops insularis, que puede alcanzar hasta los 70 centímetros de longitud. Estas serpientes, de color marrón-amarillento, son venenosas y se cree que existen hasta un ejemplar por metro cuadrado en la isla, lo que la convierte en un lugar extremadamente peligroso para cualquier persona que intente explorarla.
El acceso humano a la Isla de las Cobras está estrictamente prohibido por el gobierno brasileño, lo que ha contribuido a mantener su ecosistema relativamente intacto. A pesar de su belleza natural, este lugar es un recordatorio de los límites que la naturaleza impone y de la importancia de respetar y conservar los ecosistemas naturales.