CIUDAD DEL VATICANO (AP) El ministro del Exterior del Vaticano, arzobispo Paul Gallagher, viajará a Kiev en los próximos días, mientras la Santa Sede busca equilibrar su preocupación por los ucranianos en medio de la invasión rusa con sus esfuerzos para mantener abierto un canal de diálogo con Moscú.
Gallagher prevé arribar el miércoles y reunirse el viernes con el canciller ucraniano Dmytro Kuleba, una visita que estaba prevista para antes de Pascua, pero que fue necesario aplazar porque Gallagher se enfermó de COVID-19.
El Vaticano dijo que Gallagher arribaría a Leópolis para encontrarse con refugiados y funcionarios regionales y luego iría a Kiev para reunirse con Kuleba y recorrer las zonas destruidas.
La Secretaría de Estado tuiteó el martes que la visita destacaría el 30 aniversario de las relaciones diplomáticas con Ucrania y la estrecha relación del papa y la Santa Sede con el país, “reafirmando la importancia del diálogo para restablecer la paz”.
La Santa Sede busca un delicado equilibrio al tratar de mantener con vida la mejora reciente de las relaciones con la Iglesia Ortodoxa rusa y a la vez dar su apoyo a los fieles ucranianos “martirizados”. Al mismo tiempo, el Vaticano busca conciliar las denuncias frecuentes de la industria armamentista y el recurso “loco” de rearmar Ucrania expresadas por el papa Francisco con la norma católica según la cual los Estados tienen el derecho y el deber de rechazar a un “agresor injusto”.
“Debe ser proporcional”, dijo Gallagher a la televisora estatal RAI al anunciar su viaje. “Sí, Ucrania tiene derecho a defenderse y necesita armas para hacerlo, pero debe hacerse con prudencia”.
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Gallagher, de 68 años y diplomático de carrera de Liverpool, es el tercer enviado de Francisco a la región, después que dos cardenales de su confianza fueron a Ucrania y países fronterizos para evaluar las necesidades humanitarias de los refugiados y trasmitirles la solidaridad del papa.
Francisco ha recibido críticas por negarse a condenar a Rusia y su presidente Vladimir Putin por su nombre, aunque ha escalado sus críticas de la guerra “bárbara” y recientemente se reunió con las esposas de dos soldados ucranianos que resistían el asedio a la acería de Mariúpol, en un gesto de “nuestra preocupación y participación en el sufrimiento de estas familias”, dijo Gallagher.