GRAN BRETAÑA. El gobierno de Gran Bretaña ha estado elaborando planes de contingencia en caso de que hospitales, escuelas y otros lugares de trabajo sean afectados por escasez de personal en un momento en que las infecciones de COVID-19 en el país alcanzan nuevos niveles máximos.
Los lugares de trabajo del sector público han estado preparándose para ausencias de personal de entre 10% y 25% conforme más personas se contagian de coronavirus o se ven forzadas a aislarse, informó la Oficina del Gabinete.
La altamente transmisible variante ómicron causó que los casos nuevos diarios en Gran Bretaña se dispararan en la Navidad y el Año Nuevo con un nuevo récord de 189.000 el 31 de diciembre. El domingo se añadieron otras 137.583 infecciones y 73 muertes en Inglaterra y Gales. Las cifras de Escocia e Irlanda del Norte se anunciarán después del fin de semana festivo.
Aproximadamente 1 de cada 25 personas en Inglaterra — o unas 2 millones de personas — tuvieron COVID-19 la semana previa a la Navidad, estimó la Oficina Nacional de Estadísticas. En Londres la proporción fue de 1 de cada 15.
El ministro de la Oficina del Gabinete, Stephen Barclay, dijo que ya ha habido ausencias “significativas” y que el gobierno se está preparando para “toda eventualidad”.
“Es importante que esos planes de contingencia estén actualizados y que tomemos medidas para mitigar esos impactos”, dijo Barclay.
Los ministros han mencionado apoyo adicional para hacer más pruebas diagnósticas, mejorar la ventilación en escuelas y lugares de trabajo, y contratar a exmaestros o incluso voluntarios con el fin de evitar que las ausencias tengan un impacto grave sobre las escuelas.
Las autoridades en Escocia, Gales e Irlanda del Norte han impuesto límites a los eventos y reuniones sociales ante la ómicron. Pero el secretario de Salud, Sajid Javid, dijo que imponer nuevas restricciones es un “último recurso” para Inglaterra, a pesar de la creciente tasa de infecciones diarias.
Barclay respaldó su estrategia de nuevo el domingo, alegando que la reintroducción de restricciones ligeras en diciembre conforme la ómicron comenzaba a propagarse había traído consigo un “cambio significativo en el comportamiento”, y que la gente había reducido su contacto social.