martes, noviembre 26, 2024
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Sin tapujos

Irreparable

La sociedad está resentida, porque no es la primera vez que pasa. Santiago exige respeto y justicia. Pide respeto de la Policía durante el ejercicio de sus funciones, y justicia para castigar al uniformado que disparó la bala que mató a un niño de 11 años en una fiesta de carnaval.

Ocurrió en Santiago, pero igual ha pasado en las 32 provincias que componen nuestra geografía. En cada rincón, en cada pueblo o ciudad, hay una persona con recuerdos dolorosos de la Policía.

No debe ser así, porque los estados necesitan una institución que vele por la protección de sus ciudadanos, y por el orden y seguridad a la que aspiramos.

Lo que sucedió en Santiago fue desastroso. A pocas policías del mundo se les ocurriría la brillante idea de bajar el volumen a una música que suena justo en medio de un carnaval. Risible, ridículo y contraproducente.

¿No sabe la Policía que el carnaval esfiesta, alegría, diversión, celebración…? Otra pregunta tonta: ¿Estaba en peligro la vida del agente que disparó su pistola, no obstante, la bala no estar intencionalmente dirigida al niño que pagó su exabrupto? Por supuesto que no.

El contexto que desencadenó el tamaño de esta desgracia no admite teorizar sobre el uso proporcional de la fuerza de los policías. Ni siquiera recreando la reacción del padre cuando el agente que dispara intenta apagar la música que sonaba en un carnaval. Sí, en un carnaval.

Los policías son entrenados para lidiar con situaciones difíciles, y su obligación es mantener el control en todo momento. Manipular su arma se justifica sólo si repele una agresión que ponga en riesgo su vida. Y aquel no era el caso.

Todo pasó muy rápido, como en todas las tragedias. Enlazar elementos será obra del Ministerio Público y la Justicia, que pensamos también llamará (además del policía señalado como responsable) al comandante de la patrulla actuante, por ordenar retirada sin por lo menos girar la mirada hacia donde yacía el cadáver del niño.

¡Qué pena contigo, Donelly!

Oscar Quezada
Oscar Quezada
Soy un periodista que ama escuchar y contar historias, y con eso lucho cada día. Trato de hacerlo con relatos sencillos y entendibles para todos. Estudié en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).