El auge de la era digital ha traído innumerables beneficios, especialmente en lo que respecta al acceso a información valiosa y la posibilidad de desarrollar un pensamiento crítico. Antes, esta ventaja estaba reservada para una minoría selecta.
Esta democratización del conocimiento ha fortalecido la capacidad de la sociedad para tomar decisiones y discernir la verdad de la manipulación. Este avance en cierto modo no ha sido bien recibido por la clase política, ahora desafiada por ciudadanos cada vez más informados y exigentes.
La era digital es una aliada formidable para desnudar la práctica política tradicional, basada en ofrendas ilusorias y en el aprovechamiento de la pobreza material de las personas para conseguir apoyo electoral.
Los discursos populistas que buscaban obtener votos mediante el regalo de bienes materiales o el fomento de divisiones sociales, ya no son tan efectivos. Los votantes exigen propuestas viables y políticos menos simuladores.
Este nuevo contexto tiene en la cuerda floja a muchos políticos, cuyos proyectos comenzaron a tambalear o colapsaron por completo. Y qué bueno que así sea, porque la gente está menos dispuesta a dejarse seducir por discursos vacíos y mejor preparada para identificar a líderes que realmente pueden generar un cambio positivo en la sociedad.
Esta transformación en la política es un reflejo de la madurez y el empoderamiento de la sociedad en la era digital. La información se ha convertido en una herramienta poderosa que ayuda a tomar decisiones acertadas y a no caer en la trampa de retóricas embriagantes.
A medida que los ciudadanos continúan educándose y desarrollando su pensamiento crítico, la política tradicional se ve obligada a evolucionar y adaptarse a esta nueva realidad. El desafío para los líderes políticos es claro: ofrecer propuestas sólidas y posibles que respondan a las necesidades reales de la población, en lugar de recurrir a artimañas obsoletas.
La era digital ha fortalecido la democracia al empoderar a la ciudadanía y exigir a los políticos ser más transparentes y responsables en sus acciones.