viernes, julio 26, 2024
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Mujer demanda compañías tecnológicas por crearle adicción a redes sociales

ESTADOS UNIDOS. Cientos de familias están presentando demandas contra algunas de las mayores empresas tecnológicas del mundo, alegando que exponen de manera deliberada a los niños a productos perjudiciales. Taylor Little, de 21 años, utiliza pronombres neutros y explica cómo la adicción a las redes sociales a los 12 años la llevó a múltiples intentos de suicidio y años de depresión.

Argumenta que las empresas suministran conscientemente productos altamente adictivos y perjudiciales a los niños. La demanda, una de las más grandes contra Silicon Valley, incluye a Meta (dueña de Facebook e Instagram), TikTok, Google y Snap Inc (dueña de Snapchat). Las familias alegan que el diseño de las plataformas es perjudicial.

El caso menciona a Molly Russell, una estudiante británica de 14 años, como un ejemplo importante de los posibles daños a los menores. Un juez federal recientemente respaldó a las familias al dictaminar que las empresas no pueden ampararse en la Primera Enmienda ni en la sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones para bloquear la demanda. Las empresas niegan las acusaciones y planean defenderse enérgicamente.

Taylor, que vive en Colorado, cuenta que antes de tener su primer smartphone era una persona deportista y extrovertida, que participaba en danza y teatro.

«Si me quitaban el teléfono, era como tener síndrome de abstinencia. Era insoportable. Literalmente, cuando digo que era adictivo, no quiero decir que me creara un mal hábito. Quiero decir que mi cuerpo y mi mente lo ansiaban».

Taylor recuerda la primera notificación de redes sociales en la que hizo clic.

Era la página personal de autolesiones de alguien, que mostraba imágenes gráficas de heridas y cortes.

«Cuando tenía 11 años, hice clic en una página y me apareció eso sin ninguna advertencia. No, no lo busqué. No lo pedí. Todavía puedo verlo. Tengo 21 años y todavía puedo verlo».

Taylor también lidió con contenidos relacionados con la imagen corporal y los trastornos alimentarios.

«Era como una secta. Se sentía como una secta. Te bombardean constantemente con fotografías de un cuerpo que no puedes tener sin morir».

«No puedes escapar de eso».