domingo, junio 30, 2024
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Guardianes de nidos: la titánica labor de monitores de tortugas en las playas de Miches

MICHES. El rostro de Patricio se transforma al recordar aquel día en que jugueteaba con un bebecito de tortuga tinglar en playa Esmeralda, en Miches. Estaba feliz de verlo nacer, tras muchas noches sin dormir custodiando el nido arreglado por su madre en la arena, para que no se lo robaran.

Embelesado por su ternura y muy satisfecho de su trabajo, Patricio acariciaba solícito la cría, cuando de repente un ave hambrienta y veloz se lo arrancó de las manos y alzó vuelo con el neonato en el pico.

“Quise salir corriendo detrás de ese pájaro”, expresa Patricio Mercado, cuyo relato describe su alto sentido de responsabilidad como integrante de un equipo de ocho monitores costeros, cuya misión es proteger a las tortugas marinas en las costas del municipio Miches.

Esos jóvenes son el principal activo del Programa de Monitoreo y Protección de Tortugas Marinas de Miches (Protortuga), que tiene por objetivo asegurar las condiciones para la reproducción de tortugas marinas en las playas de Miches y Lavacama, a partir de una alianza público-privada-comunitaria que prioriza el desarrollo turístico resiliente y regenerativo.

Además de Patricio Mercado, completan el equipo César David Peguero Leonard, Guillermo Sosa Amparo, Franklin Yunior Cabrera, Manuel de Jesús Cabrera, Juan Angel de la Rosa Castro, Santo Cordones Zorrilla, Anyelo Tejeda de la Cruz y Marcos Severino Rodriguez.

Protortuga tiene un alcance total de alrededor de 50 kilómetros lineales de playa, de los cuales 43 kilómetros son monitoreados de forma permanente durante la temporada. Específicamente, el programa abarca las playas: Esmeralda Este, Esmeralda Oeste, Celedonio, Limón, Barbacoa-Nisibón y Lavacama.

Los monitores costeros son hijos de pescadores y guardaparques, y por sus conocimientos empíricos de las playas y las especies que cohabitan en las costas fueron contratados por Protortuga para la temporada que va de febrero a septiembre.

DÍA A DÍA… NOCHE TRAS NOCHE

El trabajo de los monitores costeros es vigilar las playas en busca de tortugas madres y sus nidos. Una vez localizados, recopilan meticulosamente la información requerida en formularios diseñados para esos fines, y protegen celosamente los nidos hasta el momento del nacimiento.

Estos datos incluyen tomar medidas de la tortuga madre, como el ancho, largo y diámetro del cuello. Posteriormente, realizan un conteo preciso de las crías nacidas y las que no lo lograron, registrando todos los datos pertinentes.

Con esas informaciones, “determinamos si esos huevos que pone la mamá se quedan ahí (en la arena de la playa), o si no los llevamos para el vivero. Cuando una mamá desova en un sitio, que no hay garantías de que esos huevos se vayan a conservar, nosotros los llevamos a un vivero y los incubamos”, precisa Yonattan Mercado, hermano de Patricio y coordinador del área de Conservación e Investigación de Protortuga.

Actualmente, hay siete nidos en un vivero, porque los monitores detectaron irregularidades que podían afectar el proceso normal de incubación. La incubación dilata el tiempo de eclosión, que de manera natural en la playa puede tardar dos meses, mientras que en un vivero ese tiempo se prolonga hasta por tres meses.

Es una labor intensa que requiere esmero y convicción. “Se siente como una adrenalina, cuando uno ve las huellas de las tortugas y queremos encontrar los huevos para protegerlos. Así es que uno lo vive. La emoción es encontrar los huevos y protegerlos”, expresa Marcos Severino, miembro del equipo de monitores costeros.

Agotan turnos diurnos y de noche. La vigilancia no siempre resulta divertida. Los monitores cuentan que suelen ser atacados por mosquitos y otros bichos en medio de la oscuridad, o son sorprendidos por un pronunciado aguacero, algo muy común en las costas.

“Es algo que en verdad tiene que gustarle a uno, porque es difícil. Dejamos hasta de dormir cómodos en casa, para amanecer en una hamaca”, expresa Patricio, orgulloso de lo que hace.

Hay un personal que en las mañanas camina las playas y evalúa si los huevos están en peligro o corren el riesgo de mojarse con agua del mar. “Las mamás tinglar vienen por las noches. Por esa razón, nosotros también estamos en las playas, haciendo recorridos nocturnos, hasta encontrar las madres”, explica Yonattan Mercado.

Puntualiza que como el tiempo estimado para una tortuga salir y desovar oscila entre una hora y 40 minutos y dos horas y media, en esta fase el trabajo de los monitores es evitar que un depredador humano descubra el nido y sustraiga los huevos. Este es uno de los principales motivos por los que en épocas de anidación los monitores amanecen en las playas.

Con un dejo de nostalgia emanado del vínculo de sobreprotección que les ata a esas criaturas, los monitores hablan del momento final de su trabajo. Saben bien que su labor inicia con la búsqueda del nido y la tutela de los huevos, desde la incubación hasta la emocionante eclosión. Pero el ciclo natural debe continuar. “Nuestro trabajo es cuidarlos mientras estén en la arena”, expresa Yonattan. Ya con fuerzas para avanzar, los neonatos caminan de forma lenta y vacilante hasta las aguas del mar, donde una nueva vida les espera.

DE LA VENTA A LA PROTECCIÓN

En una temporada, en las costas de Miches pueden anidar entre cuatro y seis madres tortugas, generalmente de la especie tinglar. Cada una de ellas pone entre tres y cuatro veces.

Lo anterior significa que para una temporada se pueden descubrir hasta más de 20 nidos, como tiene proyectado Protortuga para esta época de anidación. Una madre puede poner hasta 150 huevos por nido, y de esos los fértiles rondan entre 70 y 80.

Antes del trabajo de los monitores, esos huevos se vendían en las calles de Miches como un producto cualquiera. Nadie le hacía frente a esta práctica ilegal, que atenta contra la preservación de las tortugas tinglar, en peligro de extinción.

“Pero hemos ganado la guerra casi en su totalidad. Ya nadie anda persiguiendo los huevos. Había un depredador, que era el hombre. Y le hemos ganado la guerra. Ya la gente está consciente, porque nadie cuida lo que no conoce”, reconoce Patricio.

Afirman que la gente de Miches, cuando descubre un nido de tortuga, contacta de inmediato a los monitores para informarles. Dicen que cambiaron la cultura de sustraer los huevos por protegerlos.

El esfuerzo de estos guardianes cayó en tierra fértil. Según datos ofrecidos por Protortuga, hasta el 31 de mayo de este año, se han identificado y protegido 21 nidos, distribuidos de la siguiente forma: trece en Playa Esmeralda Este; cinco en Playa Celedonio y tres en Playa Lavacama.

Los mismos datos indican que en la presente temporada aún no se reportan nidos robados ni tortugas cazadas. En 2023, se identificaron 21 nidos, se registraron 1,399 huevos normales y se contabilizaron 728 neonatos de tres especies de tortugas marinas.

UNA ESPECIE MUY ESPECIAL

La tortuga tinglar (Dermochelys coriacea) se encuentra en peligro de extinción. Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), la especie está catalogada como «vulnerable» a nivel global. Sin embargo, algunas poblaciones específicas están en mayor peligro y se consideran «en peligro crítico».

También conocida como laúd, la tinglar es la especie de tortuga marina más grande del mundo. Puede alcanzar longitudes de más de 2 metros y pesar hasta 900 kilogramos. Habita en todos los océanos, desde los trópicos hasta las aguas frías subpolares, aunque prefieren las aguas cálidas para anidar.

En septiembre del pasado año, el Ministerio de Medio Ambiente y la Asociación de Hoteles y Turismo de El Seibo-Miches (Promiches) formalizaron un compromiso de colaboración para ejecutar un programa de monitoreo y protección de tortugas marinas en zonas turísticas de la región Este.

Las entidades se comprometieron a impulsar la educación, concienciación social, investigación y divulgación científica sobre las especies que anidan en la zona de Miches, en El Seibo, desde hace más de cinco años.

POR QUÉ LAS PLAYAS DE MICHES

La tortuga tinglar prefiere las playas de Miches por varias razones claves relacionadas con sus necesidades de anidación y el ambiente local.

Estas razones incluyen:

Playas amplias y arenosas: Las tortugas tinglar necesitan playas con suficiente espacio y arena adecuada para cavar sus nidos y depositar sus huevos. Las playas de Miches cumplen con estos requisitos.

Baja interferencia humana: Las playas menos desarrolladas y con menor actividad humana son preferidas por estas tortugas marinas para evitar disturbios durante el proceso de anidación.

Temperatura ideal: La temperatura de la arena es crucial para la incubación de los huevos. Las playas de Miches tienen un clima y temperatura de arena que favorecen la incubación exitosa de los huevos de tinglar.

Acceso fácil al mar: Después de eclosionar, las crías de tortuga necesitan acceso directo y rápido al océano. Las playas de Miches ofrecen un acceso sin obstáculos desde los nidos hasta el agua.

INVOLUCRANDO LA COMUNIDAD

Las tortugas marinas están protegidas por la legislación nacional. El Decreto 285-23 prohíbe la captura, matanza, recolección de huevos y comercialización de tortugas marinas de las siguientes especies: Tortuga verde (Chelonya midas), Carey (Eretmochelys imbricatta) y Tinglar (Dermochelys coriácea).

El alcance y aplicabilidad de este decreto tiene, sin embargo, el reto de soportar el derrame de una inversión que supera los mil millones de dólares en la construcción de 4,551 habitaciones hoteleras y residenciales en Miches, según datos del Ministerio de Turismo.

Esto supone un incremento sustancial de millones de turistas caminando por esas playas hasta ahora preferidas por las tortugas marinas para anidar y reproducirse.

Gustavo Román, coordinador general de Protortuga, valora lo que representa el cumplimiento de esta normativa. Por eso, importantiza el involucramiento comunitario.

“Son nuestros aliados, al mismo nivel que el sector público y nuestros colegas del sector privado. La conservación de las tortugas marinas en Miches es responsabilidad de todos los actores del municipio, y es en la acción conjunta donde reside el éxito de la iniciativa Protortuga”, resalta Román.

El año pasado, el programa logró reunir a 353 participantes en el taller “Importancia de las Tortugas Marinas en el Ecosistema Marino” y a 31 colaboradores de hoteles participantes en el taller “Identificación y Manejo de Nidos de Tortugas Marinas”.

Para seguir creciendo, Protortuga trabaja en varios frentes este año. Entre ellos figura la construcción de viveros, con la anuencia del Ministerio de Medio Ambiente, en Playa Esmeralda y Playa Limón. Estos viveros servirán para trasladar nidos de zonas bajo riesgo socio-ambiental y mantenerlos en condiciones seguras.

Lo que se persigue con esta acción es que, bajo una correcta supervisión, puedan garantizar el máximo número de eclosiones y de neonatos que lleguen con éxito al mar.

LO QUE VIENE

El programa de conservación de tortugas marinas en Miches tiene previstas una serie de pasos estratégicos para fortalecer la protección de estas especies. Ha decidido ampliar el alcance del monitoreo a un mayor número de playas, incluyendo la incorporación de Lavacama, una zona clave para la anidación de tortugas marinas. Además, se extenderá el período de monitoreo hasta septiembre, abarcando la temporada de anidación de especies como la Tortuga Carey y la Tortuga Verde.

Para mejorar la gestión de datos, se llevarán a cabo mejoras significativas en el sistema de gestión del programa. Esto asegurará una recopilación eficiente de información y un análisis efectivo de los datos recolectados durante las actividades de monitoreo.

Para asegurar el éxito de estas medidas, se buscará activamente la participación y el compromiso de los gobiernos locales. Esto incluirá trabajar en conjunto para establecer regulaciones y normativas que promuevan condiciones óptimas para la reproducción y protección de las tortugas marinas dentro de los municipios costeros.

Oscar Quezada
Oscar Quezada
Soy un periodista que ama escuchar y contar historias, y con eso lucho cada día. Trato de hacerlo con relatos sencillos y entendibles para todos. Estudié en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).