sábado, noviembre 23, 2024
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Que prevalezca el buen juicio 

Como era de esperarse, los cambios constantes del precio del barril de petróleo en mercados internacionales están causando estragos y amenazan con trastornar la paz social, sobre todo por su consecuencia más directa e impactante, que es el incremento estrepitoso de los combustibles. 

El Gobierno dominicano intenta hacer menos traumática esta escalada en los precios del crudo, con medidas orientadas a evitar que la inflación se coloque por encima de dos dígitos, y mantener estable los principales indicadores económicos. 

La población no siempre entiende o se siente convencida de las explicaciones emanadas de las autoridades monetarias y financieras, quienes hacen bien al mantener una línea de comunicación permanente sobre el momento crucial que vive la economía mundial. 

Pero la cierto es que en los últimos doce meses el precio del barril del llamado “oro negro” fijado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), ha experimentado un aumento exponencial por el orden del 49.92 por ciento. 

Algunos economistas sugieren al Gobierno continuar el subsidio a los combustibles, para amortiguar el aumento del barril del petróleo. Esta sugerencia, aunque práctica y razonable, implica que el Ejecutivo erogue cada semana cientos de millones de pesos para asumir el alza de los carburantes. 

Sin embargo, la realidad inocultable es que en lo inmediato el Gobierno no tiene muchas opciones para encarar esta situación. Subvencionar los combustibles, especialmente el gas licuado de petróleo, gasolina y gasoil, evitaría el enojo colectivo expresado en protestas populares, generalmente violentas y desenfrenadas. 

El tema cobra fuerza en el ánimo de la población, y a nadie conviene un estallido social de alcances impredecibles, justo cuando transitamos por la ruta de la recuperación y el reposicionamiento de nuestra economía.