VERÓN. Aunque muchos esperaban que en su discurso del pasado miércoles el presidente Luis Abinader abordara temas de primer orden en la agenda mediática, el jefe de Estado se concentró más en lo que conceptualmente se entiende como rendición de cuentas. Y aunque así lo hizo, vale la pena reseñar algunos aspectos abordados por el primer mandatario que no se circunscriben en la categoría de logros de su gestión.
Entre ellos, la invitación al liderazgo político, social y empresarial, para que lo acompañen en la ejecución de varias reformas institucionales, en ámbitos que son fundamentales para impulsar el desarrollo de nuestra nación.
Para algunas de estas iniciativas, como la reforma fiscal pautada para el próximo año, será necesario lograr un consenso entre las fuerzas políticas y el empresariado, a los fines de armonizar decisiones que conducirán al Estado dominicano a repensar estrategias de captación de recursos y mejorar sustancialmente la calidad del gasto público.
Otra reforma que amerita un ambiente de concertación y participación activa de las fuerzas vivas de la nación, es la relativa al sector laboral, de tal forma que se logren transformaciones que favorezcan el marco regulatorio del trabajo remunerado y el sistema de seguridad social.
Como dijimos en el mensaje editorial de la semana pasada, el presidente Abinader entra ahora en una fase crucial de su gestión de gobierno, porque tendrá que lidiar de frente con las secuelas de una pandemia que se ha tragado cerca de 200 mil millones de pesos de las arcas públicas.
La oposición política mantuvo distancia prudente durante este primer año de gobierno del PRM, pero todo parece indicar que la luna de miel llegó a su final. Sólo resta esperar cuál será su postura ante la propuesta del presidente, de acompañarlo en esta tarea histórica de transformación institucional.
