DOHA,QATAR. El impresionante espectáculo de luces, drones, fuegos artificiales y música que vivimos el sábado a la noche sobre la bahía que bañan las aguas del golfo pérsico, fue nada más que el aperitivo de lo que los qataríes llaman el “mejor Mundial de la historia”. Que se cumpla esa premisa dependerá de muchos factores, incluido, por su puesto, el juego. Pero lo que sí está claro que se trata del evento deportivo más caro jamás realizado y en el que la geopolítica jugó como nunca antes había pasado en otro país anfitrión.
Las sombras de este torneo estuvieron siempre proyectadas sobre los derechos humanos: la explotación de trabajadores migrantes para las construcciones casi de ciencia ficción montadas en el desierto. Pero también el tratamiento hacia las mujeres y las personas LGBTI+ (aquí la homosexualidad es ilegal). Además, hubo cuestionamientos sobre la sustentabilidad y el legado de un país que construyó ocho estadios en una sola ciudad y una infraestructura que un país como la Argentina, por ejemplo, no podría levantar en medio siglo.
La encendida defensa que el presidente de la FIFA, el suizo Gianni Infantino, realizó ayer desde el centro de prensa de Doha fue tomado como un fuerte espaldarazo al régimen del emir Tamin bin Hamad Al Thani. Su conferencia de prensa de casi una hora no para de repetirse en todos los canales de televisión y portales qataríes.
“Hoy tengo sentimientos fuertes. Hoy me siento qatarí, me siento árabe, me siento africano, me siento gay, me siento discapacitado, me siento trabajador migrante”, arrancó su discurso el mandamás del negocio que mueve miles de millones de dólares cada cuatro años. Y sostuvo una de los argumentos muy extendido en los países árabes como éste: “Soy europeo. Por lo que hemos estado haciendo durante 3000 años en todo el mundo, deberíamos disculparnos por los próximos 3000 años antes de dar lecciones morales”, sostuvo al hablar de la “hipocresía” y el “doble estándar” que aplica Occidente sobre este emirato del golfo.
Mohamed trabaja en la cadena de noticias Al Jazeera y además hace voluntariado en la Gran Mezquita de Qatar, donde guía a los visitantes sobre los preceptos del Islam. “Será el primer Mundial en Medio Oriente y la oportunidad de mostrarle al mundo que somos una cultura de paz. Occidente tiene una visión muy equivocada sobre nuestra religión y nuestra forma de ser, esperemos que en este torneo podamos mostrarles a todos cómo somos y vivimos”, le dice a LA NACION.
Participación artística del mundial
Entre los cantantes que confirmaron su participación en la nueva edición del mundial, se encuentran Robbie Williams, el cantante británico y ex integrante de Take That, estuvo presente en la apertura del Mundial de Rusia 2018.
Además Maluma, Nicki Minaj y la artista libanesa Myriam Fares interpretan el himno oficial de la Copa Mundial de Qatar. Otros artistas que se unen en la Copa Mundial de Futbol son Trinidad Cardona, Davido y Aisha, intérpretes de la canción oficial del Mundial, Hayya Hayya.
De igual forma, Black Eyed Peas, integrados por Will.i.Am, Taboo y Apl.de. Ap también serían parte del evento.
Los detractores del Mundial en este país 15 veces más chico que Uruguay, ubicado entre el desierto y el mar, fueron muchos desde 2010, cuando la FIFA anunció en una polémica decisión que Qatar organizaría el torneo, que capta la atención del planeta. Por ejemplo, la final de Rusia 2018 fue seguida por 1120 millones de personas en todo el mundo, según datos de la FIFA. Además, la mitad de la población mundial mayor de cuatro años (unas 3500 millones de personas) vio alguno de los 64 partidos del torneo en el que la Argentina se despidió en octavos de final. Esta transmisión, se espera, llegará a más personas.
La vidriera que supone un torneo de esta magnitud fue uno de los principales motivos que llevaron a la familia Al Thani a no escatimar en gastos ni en mover influencias en la cúpula de la FIFA, que fue descabezada, procesada y encarcelada a partir de 2015 acusada de varios hechos de corrupción.
Desde 2005, cuando el actual emir fundó Qatar Sport Investiments, el torneo que arranca este domingo estuvo como objetivo principal (la próxima apuesta será organizar los Juegos Olímpicos de verano). Qatar se convirtió en uno de los países más ricos del planeta gracias al petróleo, pero sobre todo por la reserva de gas que descubrió en el mar arábigo y que comparte con su vecino Irán.
Hamad bin Khalifa ideó el plan y su hijo lo está ejecutando. Se calcula que la inversión total de Qatar a partir de 2010 supera los US$ 200.000 millones. Obviamente es un número que excede la construcción de estadios y autopistas. Se trata de un plan de modernización llamado Qatar National Vision 2030.
La copa del mundo es solo un paso provocativo para sus vecinos Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Bahréin y Egipto, que sometieron a este pequeño país a un feroz bloqueo entre 2017 y 2020. Acusaron a Doha de apoyar al “terrorismo”. Pero el bloqueo terminó, los Al Thani salieron fortalecidos y el fútbol ahora les servirá para afianzar sus relaciones en el tablero internacional y expandir sus inversiones con el excedente del negocio energético.
Desde hoy los qataríes saludan al mundo con cuatro semanas de un evento único. La imagen del emir y la familia real se transmitirá a más de la mitad de los habitantes del planeta. Este enclave en el que hace 100 años solo se juntaban perlas del mar en barquitos de madera ahora les dice a todos Al Salam Alaikom (que la paz sea contigo). La FIFA y su negocio, agradecidos.
Fuente qpasó