El Distrito Municipal Turístico Verón-Punta Cana pareciera estar olvidado por las autoridades. Es que, pese a que es visitado constantemente por el mismo presidente de la República, Luis Abinader, la vice presidenta Raquel Peña, y los ministros de diferentes dependencias, las carencias de lo más básico siguen latentes.
En Verón no hay hospital, y las promesas parecen no materializarse. La paralización de esta importante obra lleva poco más de un mes y hasta la fecha no se vislumbra para cuando reanudarse los trabajos.
La falta de un acueducto también le sigue pasando factura a los residentes de este distrito municipal. Las afecciones relacionas a las malas condiciones de las aguas que se consumen en este pedazo de tierra siguen siendo los principales motivos de consulta en los centros de salud.
Verón necesita un acueducto urgentemente, pues la ciudadanía sigue perforando el suelo en búsqueda de agua y dañando así el medioambiente. Cada vez que se hace una nueva edificación, se construye un pozo para extraer el preciado líquido.
A nivel educativo siguen los males. Los estudiantes no tienen métodos de transporte para llegar a sus centros educativos, lo que los hace propensos a un largo rosario de peligros, pero tampoco cuentan con escuelas y liceos con los cupos suficientes para que todos reciban el pan de la enseñanza.
Las vías de esta comunidad representan otro pendiente. Estas carreteras parecen un poema. Su mal estado, descuido y abandono afean una zona turística que ha sido receptora de más de cuatro millones de turistas en un año.
El gobierno local también tiene su responsabilidad en muchos de los males que afectan a los residentes de esta localidad. La falta de mantenimiento de imbornales hace que Verón se convierta en un rio cada vez que llueve. La escases de parques y lugares de recreación también afean el entorno.
Verón necesita que de una mano amiga y de lideres comprometidos con su desarrollo y avance.