viernes, noviembre 22, 2024
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Pluma del Este

Turismo integral para El Seibo

(Elisa Mercedes/Especial para El Tiempo) Durante muchos años la población del Este de la República Dominicana ha estado expectante, esperando el despertar de un gigante dormido como lo es la provincia El Seibo, espacio territorial que reúne todas las condiciones para impulsar el turismo de playa, montaña, senderismo y rural.

Haciendo un breve recorrido por su historia, es necesario destacar que El Seibo fue una de las primeras provincias creadas a la luz de la constitución del 6 de noviembre de 1844, siendo previamente la cuna de la Independencia Nacional, al dar el primer grito de libertad, el 25 de febrero de ese mismo año, a propósito de conmemorarse el 178 aniversario de la gesta patriótica.

Para algunos investigadores, El Seibo fue la tercera provincia del país en ser fundada, con un vasto territorio que ocupaba gran parte del Este, siendo con el transcurrir del tiempo, cercenada para dar paso al surgimiento de más provincias como lo son San Pedro de Macorís, en 1875 y en 1992, Hato Mayor. Era considerada como una de las demarcaciones más ricas y cultas del país a finales de 1800 y principios de 1900, sustentando su fortaleza en la agricultura y la ganadería. 

Se cree que su decadencia comenzó a acentuarse entre los años 1960 y 1970, por lo que una parte importante de su población emigró hacia ciudades más prósperas. Ahora, que una parte importante de la economía dominicana gira en torno al turismo, actividad que sólo en el 2019 representó el 8.4% del Producto Interno Bruto, con una generación superior a 7,400 millones de dólares, según datos del Banco Central, una nueva oportunidad de desarrollo se visualiza para El Seibo. Sin embargo, para que esta oportunidad deje ser un sueño sólo tejido en las mentes seibanas, es necesario el compromiso de las autoridades gubernamentales y del sector privado, creando las infraestructuras necesarias para tales fines.

No basta con que El Seibo tenga condiciones para el turismo ecológico, alpinismo acuático en el Río Seibo y que en sus cercanías exista una herencia de nuestros aborígenes colmada de arte rupestre como es la Cueva de la Chiva. Se deben crear las condiciones para que todas estas potencialidades sirvan para motorizar un proceso de desarrollo integral para toda la zona. Esa será la mejor manera de ir pagando la deuda histórica que se tiene con El Seibo.

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