martes, octubre 22, 2024
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Algo más que palabras

Renovación y recuperación 

El mundo, con sus moradores al frente, necesita recuperar nuevos bríos más tranquilizadores, ante las tremendas perturbaciones ocasionadas por la pandemia, por nuestras propias luchas internas y externas, lo que ocasiona una persistente desolación e incertidumbre. 

No habrá reparación si continuamos con este estado de insensatez y atropello permanente. Requerimos moderación en nuestras actitudes, así como llevar a buen término el estricto cumplimiento de las normas aplicables del derecho internacional humanitario. Con demasiada frecuencia, prevalecen en nuestra vida contiendas absurdas que nos dejan sin aliento. 

Deberíamos cambiar de orientación, y ponernos en disposición de entendernos. Rectificar es de sabios. Lo importante es tomar nuevos aires y tener otra mentalidad más armónica en cuanto a sembrar amor y compartir abrazos. Hay que salir de este ocaso renovados de espíritu e interrogándose a la vez, cada cual consigo mismo, pues esta atmósfera enfermiza nos destruye como humanidad. 

Jamás podremos desligarnos unos de otros, por muchas piedras que nos lancemos cada día; de ahí, lo trascedente que es la siembra de un espíritu renovado y fecundo. Batallemos por ese bien colectivo, por esa bondad confluente de pulsos, por abrirnos a la vida y acrecentar el vigor sumando fuerzas, que es lo que realmente nos impedirá hundirnos. 

Si con la pandemia hemos descubierto nuestro espíritu frágil, tanto personal como social, también con las guerras somos nada y el único medio de vencerlas es evitarlas. Pongamos, en consecuencia, todo el empeño en extirpar lo maligno del camino, batallemos contra lo que nos separa, cultivemos los encuentros reales, la comunicación entre miradas, practicando la mano extendida con el corazón expuesto a saborear el natural verso que se esconde tras la entrega entre análogos. Indudablemente, nadie se recupera si no se renueva. 

En la transformación está el verdadero progreso, el de la quietud. Algo que tampoco nos viene dado, sino que hay que trabajarlo cada amanecer. Lo que no es curativo ni caritativo es saltarse todo ese espíritu innato de concordia, cometer terribles abusos de los derechos humanos y causar un sufrimiento humano masivo, sin inmutarse. 

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