SAN PEDRO DE MACORÍS. Por asuntos propios de mi profesión, la segunda semana de primer mes del año 2022 me vi precisado a trasladarme desde Higüey (mi ciudad por adopción), a mi añorada Sultana del Este, la Macorís del Mar de los bellos atardeceres y del poeta nacional Pedro Mir.
Estando allí (muy temprano) me encuentro con una enorme cola de usuarios en busca de documentos, cuyo origen estaba justo al frente de la puerta de entrada del recinto donde se encuentran las oficinas de la primera y segundo Oficialías del Estado Civil, terminando en la entrada Este de dicho edificio, próximo a la acera.
Al acercarme a la puerta de entrada, empiezo un corto diálogo con el sargento del Ejército Nacional que ejercía el control de la misma, revelándole mi propósito de subir a la tercera planta e ir a la Primera Circunscripción a resolverle un problema a un cliente, cuyo caso de manera personal este no pudo resolver.
Al permitirme entrar, de manera inmediata me trasladé a la tercera planta con el único propósito de resolver a mi cliente. El panorama allí en la puerta de entrada a las oficinas era sombrío y caótico, con la agravante de encontrarme a otros dos militares no muy abiertos a escuchar a los usuarios, haciendo su trabajo de mantener el orden y ejercer control obedeciendo un mandato de sus superiores.
No obstante a eso, logré identificarme con ellos, actitud que no tuvo buena receptividad, por lo que, pasadas una hora y 30 minutos, decido llamar por WhatsApp a una amiga en la primera, cuya respuesta siempre decente y comprometida con el usuario a resolverle los problemas que por sus manos pasan, al cabo de media hora más, al fin logré penetrar.
MALA IMAGEN
Resulta que las oficinas de estas oficialías reflejan una imagen de abandono total, una estructura obsoleta extremadamente inadecuada a estos tiempos, a pesar de que las recaudaciones de esta por concepto de servicios al usuario son cuantiosas, suma que no voy a revelar por discreción.
El espectáculo de aquellos que lo- gran penetrar al interior de las oficinas es desolador y preocupante. Espacios muy reducidos atestados y sin observar ninguno de los protocolos que se derivan del Ministerio de Salud, es poco esperanzador para erradicar los contagios por covid-19 y la variante ómicron en el país.
Hileras de cajas repletas de expedientes acompañan a los usuarios en los pasillos, sin ninguna protección y al alcance de los mismos, poniendo en peligro de incendio y sustracción los archivos de las oficinas.
Montones de cajas esparcidas por todo el pasillo obligan a los oficiales civiles usar una sola hilera de asientos para los usuarios, en vista de que uno de los espacios al otro extremo los ocupan dichas cajas repletas de documentos archivados.