CABO HAITIANO (AP). Nelly Joseph buscaba el miércoles entre los tejados de metal retorcido, los muebles volcados y los escombros de su casa carbonizada el miércoles, sin saber dónde enterraron a su hijo o dónde dormiría luego de la explosión de un camión cisterna que destruyó su casa.
El lunes por la noche, Joseph escuchó un fuerte ruido y se levantó de la cama. Escuchó a unas personas diciendo que un camión de gas había chocado, así que tomó su documento de identificación y salió para unirse al grupo.
En medio de una escasez de combustible en toda Haití, algunos vecinos en la ciudad de Cabo Haitiano, en el norte de la nación caribeña, vieron la oportunidad de robar la gasolina derramada.
Fue entonces que ocurrieron las primeras explosiones. Su hijo Josué Junior Julemis, de 36 años, resguardó a dos de sus hijos. Y luego regresó a la casa por su documento de identidad.
En ese momento se produjo una explosión mucho más grande que destruyó la vivienda de tres habitaciones que compartían, desprendiendo el techo.
El hijo de Joseph tenía quemaduras en todo el rostro y el cuerpo, señaló la mujer. Falleció en el hospital. Su esposa y su hija de 14 años también sufrieron quemaduras y fueron hospitalizadas.
La ciudad enterró su cuerpo en una fosa común, pero Joseph no sabe en dónde.
Fue una de al menos 75 personas que perdieron la vida en la explosión, señaló Jean-Henri Petit, coordinador de la agencia de protección civil.
“Era un gran muchacho”, expresó Joseph entre lágrimas. “Siempre que me enfermo, él paga por mí en el hospital. Ahora se ha ido, si muero no tendré a nadie que me entierre”.
“Perdí todo”, comentó la mujer de 56 años que vende yuca con crema de cacahuate en la calle. “Ahora estoy en las calles sin un lugar dónde dormir o quedarme”.
El miércoles, los residentes seguían escarbando entre vehículos calcinados y edificios adyacentes a los restos del camión cisterna.
Sujetando trapos sobre la nariz, algunos se asomaban bajo una sábana blanca que cubría un cuerpo.
La explosión azotó la fachada de hormigón de tres pisos de un edificio que separaba la vivienda de Joseph de la calle. Un lado había albergado una pequeña tienda que vendía bebidas, la otra tenía un negocio de venta de cemento para la construcción.
Reportes preliminares indican que el camión cisterna trató de evitar una motocicleta que venía de frente cuando se desvió y volcó el martes.
Los espectadores se apresuraron para llegar a la escena con baldes paras recoge lo que pudieran del cargamento del camión, probablemente para venderlo en el mercado negro, mientras el combustible se escurría hacia un montón de basura humeante.
El primer ministro Ariel Henry, quien es médico, visitó un hospital donde las víctimas vendadas de pies a cabeza luchaban por su vida en medio de una escasez de suministros y trabajadores médicos en una nación pobre que ha sido azotada por desastres en los últimos meses.