VERÓN. Un grupo de científicos asiáticos convierten desechos alimentarios en energía limpia. Un excelente avance, ya que más del 10% de desperdicios suelen ser de alimentos. Además, con este proceso también se obtienen fertilizantes.
Las instituciones involucradas han sido: la Universidad Nacional de Singapur (NUS) y la Universidad Jiao Tong de Shanghái, de China. Entre ambas han creado este sistema anaeróbico, que funciona como un “estómago bioquímico”. Para lograr su cometido, este sistema se vale de bacterias y microorganismos especialmente seleccionados y controlados.
Estos diminutos seres vivientes descomponen los restos de alimentos con rapidez y eficacia. La descomposición de los alimentos da como resultado que se genere biogás. Este biogás luego es usado para generar calor mediante simple combustión, así como para producir electricidad. También, da lugar materia fertilizable.
Se ha divulgado información al respecto. Al parecer, este “estómago bioquímico” es bastante interesante. Veamos algo de información sobre su manera de funcionar:
– El biogás puede usarse para calentar agua, la cual al evaporarse mueve turbinas de electricidad. Esta electricidad se almacena en baterías.
– Una tonelada de restos de alimentos puede generar 200 kwh, en incluso hasta 400 kwh.
– Lo anterior depende del tipo de comida. Tal es el caso de los restos alimenticios de proteínas, grasas y carbohidratos; los cuales generan más biogás.
– El 80% de los restos de comida se convierte en un rico fertilizante natural.
– El proceso genera por sí mismo causa calor. Ese calor permite generar el microclima que permite a las bacterias hacer su labor. Por lo tanto, es un sistema que no necesita de energía externa para funcionar.
Igualmente, hay opciones relativas a la llamada economía circular. Se busca así un nuevo modo de hacer las cosas, donde el ambiente sea algo que se respete. Igualmente, existe un notable auge del reciclaje. Por ejemplo, la construcción de casas con basura reciclada, las cuales se convierten en opciones a bajo precio.
Fuente: Noticias ambientales