LA ROMANA. El Comité Permanente del Salón de la Fama del Deporte Romanense seleccionó a diez deportistas que serán inmortalizados el domingo 1 de septiembre durante el IX Ceremonial de Exaltación. El doctor José Reyes anunció las últimas escogencias y presentó un resumen de cada una de las figuras que serán exaltadas. La ceremonia se celebrará en el auditorio de la Alianza Juvenil para el Deporte y la Cultura, en Buena Vista Norte, a las 10:00 de la mañana. Reyes y el doctor José López, director del Centro Médico del Central Romana, presidirán el evento. López será el presidente de honor. Entre los últimos seleccionados se encuentran el ex atleta, periodista y locutor Ramón Julio «Raymond» Tejeda; el polista Héctor Vargas; y Marcos Rafael Florentino, destacado entrenador de lucha olímpica.
El presidente del Salón de la Fama provincial mencionó que previamente fueron seleccionados Miguel Mercedes (boxeo), Mirel Zayas (árbitro de béisbol), Basilia Santana, Eugenio Payano y Luis Baigés Chapel (softbol), Ramona «Raquel» Ramos y Juan Álvarez Belén (baloncesto). Raymond Tejeda es reconocido como uno de los comunicadores deportivos más notables de la región. Fue un excelente atleta y organizador, sirviendo como director general del Torneo de Baloncesto Superior por casi dos décadas.
Ha sido un propulsor deportivo destacado, dirigiendo clubes y la Asociación de Baloncesto de La Romana (ASOBARO). Además, ha trabajado como atleta, entrenador, dirigente deportivo, narrador y comentarista. Marcos Rafael Florentino Marte nació el 18 de noviembre de 1954. Desde joven practicó deportes tradicionales como el béisbol y el baloncesto, pero su verdadera pasión fue la lucha olímpica. En 1974, inició su carrera en el Club Ramón Marrero Aristy, del cual fue cofundador.
En 1977, ganó la medalla de plata en los II Juegos Nacionales de Santo Domingo. A pesar de sus habilidades como atleta, decidió dedicarse a la enseñanza y se convirtió en uno de los entrenadores de lucha olímpica más exitosos. Héctor Vargas nació en Santo Domingo el 18 de junio de 1954. Desde niño, se sintió atraído por la ganadería y los deportes ecuestres. Aprendió a cuidar caballos junto a su padre en los establos del hotel El Embajador, en una época en que el polo estaba reservado para unos pocos allegados al dictador Rafael Leonidas Trujillo, incluyendo familiares y amigos.
