Tan triste se vela Jesús Sánchez que Skip Schumaker no vaciló en darle un poco de ánimo. El dominicano había sido castigado por no haber jugado a la altura de lo esperado en un juego contra los Nacionales y la angustia se reflejaba en su rostro.
De villano a héroe, así fue la transición de Sánchez, quien pegó el jueves en la tarde el sencillo que dejó tendido 5-4 a los Rockies en 10 entradas delante de 7,540 en un loanDepot park que vivió la primera barrida y racha de tres victorias en fila de los Marlins.
Con el zurdo Jalen Beeks en el montículo, Sánchez pegó un metrallazo por la banda izquierda que remolcó la carrera de la victoria y propulsó al fracaso a Colorado, que prefirió encerrarse en el clubhouse tras el resultado y efectuar una reunión de peloteros para discutir el pésimo momento que están atravesando.
Miami, por el contrario, experimenta un sentimiento distinto que quizá tuvo su momento de quiebre justo cuando Schumaker sentó a Sánchez por no estar atento a una pelota y permitir que un corredor le llegara a segunda en el partido final de una barrida ante los Nacionales.
Ciertamente, el dominicano ponchó a nueve hombres pero regaló cuatro bases por bolas y no pudo ir más allá de cuatro episodios en los que admitió tres imparables, incluido un cuadrangular de Jacob Stallings con dos hombres en circulación en la segunda.