LA ROMANA. El suministro de agua potable es fundamental para la población, ya que numerosas actividades diarias dependen de este recurso hídrico. La falta de un servicio adecuado por parte de la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de La Romana (Coaarom) acarrea una serie de problemas que dificultan la vida cotidiana de hogares y empresas.
Según testimonios de personas consultadas, se ven obligadas a destinar entre 100 y 200 pesos diarios para adquirir agua a través de camiones repartidores en los barrios más empobrecidos de la provincia. En gran parte de La Romana, se experimenta una deficiencia en el servicio, como en los barrios George, Piedra Linda y la parte alta del sector de Villa Verde, específicamente en la calle Carlos Teo Cruz y otras calles cercanas. En el centro de la ciudad también se presentan problemas.
Felipa Morla, residente en la calle Héctor René Gil, cerca del antiguo Pica Pollo Rodríguez, se queja de que lleva tres meses enfrentando dificultades. El suministro de agua puede demorar hasta una semana y, cuando finalmente llega, la presión es insuficiente para llenar sus recipientes, lo que la obliga a usar una bomba. Además, debido a la escasez, se ve obligada a almacenar agua en botellones. ACUEDUCTO Y TUBERÍAS Los sectores periféricos también sufren esta problemática.
Los residentes en los barrios y sectores de la parte oeste son los más afectados. Han estado solicitando al director de Coaarom la construcción de un acueducto e instalación de tuberías para sectores como Villa Real, Cucama, Los Apartamentos, Doña Olga y otros lugares cercanos. Piden que se atiendan sus demandas, ya que estos barrios tienen más de 30 años de antigüedad.
Además de estas dificultades, también se suman problemas como la falta de una solución rápida para averías, como en la calle Mayobanex entre las manzanas 23 y 26 de Quisqueya, y en la esquina de la Juan Bautista Morel con Bermúdez en Villa Verde, casos que ya han sido reportados. Otra preocupación es el desperdicio de agua causado por personas que llenan recipientes sin prestar atención, lo que resulta en la pérdida de cientos de galones de agua que terminan en las calles.