SAN PEDRO. La presencia de sargazo en playas del municipio de Guayacanes y Juan Dolio ha disminuido significativamente la presencia de bañistas en sus aguas, lo que genera
preocupación para decenas de personas que se ganan la vida vendiendo distintos productos a quienes visitan esos lugares para disfrutar y recrearse.
En esas costas es visible la gran cantidad de algas que impiden la penetración de las personas al interior de la playa. Raquel Linares, quien reside en Santo Domingo y que visita con frecuencia la playa de Juan Dolio, sostuvo que la situación es crítica.
Esto así, ya que mientras más se acerca la noche la cantidad de sargazo aumenta y obliga a quienes se encuentran dentro de las aguas a tener que abandonarla.
Mientras que varios jóvenes que se ganan la vida con el alquiler de sillas y mesas a los visitantes, expresaron que sí ha bajado la presencia de personas, producto de la presencia del sargazo.
“Hay mucha gente que viene todos los fines de semana, pero no se pueden bañar de manera normal, como lo hacen cuando no está el sargazo, aunque mucha gente se queda en la arena. Otros se marchan y eso nos afecta a nosotros, que somos quienes vendemos los alimentos que consumen aquí y también vivimos del alquiler de mesas y sillas”, sostuvo
Francisco Reyes.
Las autoridades del mencionado municipio, en conjunto con el Ministerio de Turismo, han tenido que emplearse a fondo cada día para retirar grandes cantidades de este tipo de algas, que cada día es llevada hasta las orillas por las corrientes marinas.
La situación no es exclusiva de esa localidad, ya que otras áreas del país también se han visto afectadas, incluyendo lugares donde funcionan generadoras eléctricas. Algunas de ellas han tenido que ser sacadas de operación, por la gran cantidad de sargazos.
El presidente Luis Abinader, junto al ministro de Turismo, David Collado, encabezó un seminario donde se planteó a las distintas universidades del país poner en marcha a sus especialistas para que puedan presentar propuestas que vayan dirigidas a buscar solución a esta problemática. Para ello, se dispuso de un fondo de 1 millón de dólares para que sea invertidos en la investigación por parte de las universidades interesadas en el tema.