Volver a los buenos modos
Víctor Corcoba Herrero
corcoba@telefonica.net
Es hora de reiniciar nuevos rumbos en un mundo en continua transformación,
de nutrirnos sembrando lo adecuado para embellecernos; y, así, poder esparcir
tanto las semillas del buen hacer como expandir las vegetaciones de un buen
obrar. En efecto, nos merecemos un cambio, un nuevo renacer en un entorno
poblado de horizontes sanos, que es lo que verdaderamente nos injerta
sanación en el alma.
La humanidad es un árbol en movimiento, que no vegeta, que requiere florecer
sabiamente para no ahogarse en sus propias miserias. Por consiguiente,
hemos de recuperar los buenos modos y modales, también los humedales
campestres, la biodiversidad en su conjunto, fomentando andares respetuosos
y apaciguando nuestro propio interior. En cualquier caso, lo importante siempre
es continuar, tomar respiro para enmendarse y proseguir sereno, por muchas
que sean las equivocaciones que cometamos.
No es sólo por una razón vivencial, moral o virtuosa, sino que es porque cada
vez que nosotros tomamos parte activa en nuestro diario existencial,
cooperando y colaborando en la mejora de ese bien social, estamos
resplandeciendo como signos vivos y luminosos de esperanza; convirtiéndonos
de esta forma en instrumentos humanitarios, de los que solemos andar
escasos por el orbe.
Desde luego, si todo ser vivo tiene que dar vida; también, todo ser humano, debe encauzarse hacia un dominio de sí mismo y una entrega hacia los demás. Sin embargo, de lo que tenemos que huir es de este proceso de inhumanidad que nos degrada, conduciéndonos al apego del dinero y el poder.
Reconducirse es de doctos, lo que conlleva que no haya sitios para
la corrupción, y sí para actitudes nobles y desinteresadas, que es lo que en
verdad nos da savia en plenitud.
Sea como fuere, la gramática de los lenguajes éticos, nos llama a labrar un
abecedario de compromiso constante y responsable para que se respete y
promueva la libertad de los individuos y los pueblos.