PUNTA CANA. Una escuela en algún lugar de Estados Unidos y un asesino que abre fuego sobre víctimas indefensas.
La historia, dolorosamente se repite en un país arrasado por la violencia armada se repitió este lunes. Pero esta vez no fue un asesino, sino una asesina: una mujer de 28 años que, según el portavoz de la policía local, aparentaba estar “en la adolescencia”. Sucedió esta mañana en Nashville (Tennessee), y la cuenta de muertos asciende a siete, entre los cuales se encuentra la pistolera, a la que mataron los agentes.
Tres de las víctimas son niños del colegio Covenant, donde se produjo el ataque, un centro privado de educación presbiteriana, cuyos alumnos van desde preescolar hasta sexto grado (12 años). Los otros tres fallecidos son adultos, trabajadores de la escuela.
Cuando los uniformados se presentaron en la escuela en respuesta a una llamada de las 10.13 a los servicios de emergencia, escucharon disparos en el segundo piso, dijo Aaron. Una vez arriba, dos de los agentes abrieron fuego y mataron a la atacante. Solo habían pasado 14 minutos.
La noticia, que rápidamente se convirtió en un asunto de alcance nacional, saltó al final de la mañana, gracias a un tuit del Departamento de Bomberos de la ciudad del centro del país.
“Estamos respondiendo a un agresor activo en la escuela Covenant”, decía. El mensaje pedía a los padres que no se presentaran en el lugar, donde los hechos estaban “aún en desarrollo”. Por el mismo medio, los bomberos avisaron después a los padres de que se había establecido un “lugar de reunificación” con sus hijos en una iglesia baptista cercana al colegio. El centro tiene 209 alumnos.
Fue la cuenta de la policía local en la misma red social la que confirmó poco después que la atacante había muerto.
Es altamente infrecuente, según las estadísticas, que un ataque de este tipo tenga como protagonista a una mujer. Según la web Gun Violence Archive, centinela de la violencia armada en Estados Unidos, 129 tiroteos masivos se han registrado en el país desde principios de año. La cuenta asciende a casi 1,5 por día. Según sus parámetros, un tiroteo debe provocar más de cuatro muertos o heridos para ser considerado masivo. En 2022, la cuenta ascendió a 647.
En el ánimo colectivo estadounidense está aún fresca la tragedia que arrasó el 24 de mayo con la escuela de primaria de la pequeña localidad de Uvalde, en Texas. Entonces, murieron 19 niños y dos profesoras a manos de Salvador Ramos, un joven de 18 años, vecino del pueblo. Se presentó armado con una pistola y un rifle de asalto semiautomático y comenzó a disparar indiscriminadamente, antes de que la policía lo matara.
Los tiroteos más graves en lo que va de año han sucedido en lugares como el condado de Tate, en Misisipi, donde un hombre de 52 años años mató a seis personas; la Universidad del Estado de Míchigan en East Lansing (tres muertos y cinco heridos) o Half Moon Bay y Moon Bay y Monterey Park, ambos en California, donde con dos días de diferencia murieron 18 personas a manos de dos atacantes fuertemente armados.
Fuente: El País