PUNTA CANA. Las aplicaciones de citas como Badoo, Tinder o Happn hace tiempo están en auge y lograron profundizarlo tras el período de pandemia. Aunque son diversos los cuestionamientos que surgen alrededor de estas plataformas, miles de personas logran concretar sus citas o hasta conocer a su pareja ideal con este método.
Sin lugar a dudas el uso de herramientas tecnológicas como el celular, computadora o cualquier tipo de pantalla lograron modificar todos los aspectos de nuestras vidas. El amor no es la excepción.
Santiago Bilinkis se define como emprendedor y tecnólogo. Además es fundador de Officenet y varias otras empresas tecnológicas. El joven economista se dedica a analizar redes sociales y otras aplicaciones o sitios web de manera exhaustiva.
«Te subís al colectivo y están todos mirando el teléfono. Estás esperando al médico y pasa lo mismo. Me puse a investigar y encontré que esto no es casualidad. Hay un montón de empresas trabajando para volvernos adictos al teléfono. Hay una guerra por nuestro tiempo y ese es su insumo. El celular es la primera herramienta que cuando la comenzás a usar, te empieza a usar a vos», explicó en una charla con el programa Terapia Picante.
Tinder, Badoo y app de citas: ¿el algoritmo discrimina?
Sobre las aplicaciones de citas («dating» en inglés), Bilinkis asegura que el algoritmo está desarrollado para presentar a las personas que concuerden con los intereses físicos, ideológicos o de actividades del usuario en cuestión. «En particular, en las aplicaciones de dating, el objetivo es presentarte personas que te puedan interesar. Pusieron a un algoritmo a aprender y encontró algo espantoso», advierte.
En este sentido, Bilinkis explica: «Le va mostrando tus fotos a otras personas, y van midiendo cuánta gente entra a mirarte, cuando tiempo entra a mirarte, si desliza a la izquierda o derecha y te ponen un puntaje. Mide cuán lindo sos para los demás. Lo que mejor funcionan para armar parejas es mostrarte gente que tenga un puntaje parecido. Lo que eso termina generando es que los lindos ven lindos y los feos vean feos».
