sábado, noviembre 23, 2024
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La crisis de los 30

VERÓN. Alrededor de los 30 años es cuando los adultos sienten la presión de triunfar antes de cumplir los 35. Los sujetos más vulnerables son adultos con educación superior, con fuertes deseos de tener éxito y con un concepto idealista con respecto a cómo debería ser su vida, ya que se ven más cerca de la vejez y necesitan sentirse realizados en todo el sentido de la palabra.

Es importante aclarar que el hecho de que se tenga esta definición no significa que al llegar a los 30 años tengamos que vivir una crisis. Hay personas que gestionan o aceptan mejor los cambios que otras. Según las capacidades innatas o adquiridas sabremos gestionar mejor o peor los cambios a los que nos tengamos que enfrentar a lo largo de la vida.

Actualmente, las generaciones que se encuentran cerca de los 30 años, ya sea que lo han cumplido o no, viven una situación de incertidumbre constante, tanto económica, social, espiritual y de valores. Esto nos lleva a estar constantemente replanteándonos el estilo de vida, las metas u objetivos que queremos alcanzar.

SÍNTOMAS PSICOLÓGICOS DE LOS 30

Algunas de las dificultades que se experimenta a esta edad son: sentirse insatisfecho, sientes que te falta algo o un vacío en tu interior, ansiedad, ganas de escapar o incluso un estado depresivo, al igual que no sientes una estabilidad emocional ni una felicidad propia.

En el caso de las mujeres y hombres de los 30 que están solteros, pueden focalizar su falta o necesidad en el hecho de no tener con quien compartir su vida, proyectando el vacío que sienten con la idea de la pareja. Si alguna vez has pensado o comentado “si tuviera pareja me sentiría mejor o sería más feliz”, estás proyectando tu vacío hacia fuera, esto es una actitud muy común en las personas.

Nos cuesta responsabilizarnos de los sentimientos que nos dañan, pero es necesario adquirir esta responsabilidad para crecer emocionalmente y vivir en sintonía con quienes somos. Independientemente de la situación que sea, nadie es culpable de lo que suceda, sino que esto es parte de la vida. Las crisis son necesarias para crecer y permitirnos conocernos, dejando atrás los comportamientos, creencias y actitudes que ya no nos aporta nada, para dejar espacio a nuevas herramientas.