Romayra Morla / rmorla@editorabavaro.com
HIG�EY. El mango es considerado el rey del verano. Esta fruta, para mostrar su majestuosidad, necesita del calor, y por ello también es conocido como el melocotón de los trópicos. Es una especie arbórea perteneciente a la familia de las anacardiáceas.
Este árbol es muy sensible a las heladas y necesita temperaturas relativamente altas para un buen desarrollo. Puede crecer en cualquier suelo bien drenado. También, es una de las frutas más completas, pues cuenta con vitaminas, minerales y carbohidratos, que en combinación con sus fibras le da al fruto grandes beneficios que permiten el mejoramiento del pelo, la vista, la piel, asà como el estado anÃmico del individuo.
Este esplendoroso árbol, cuando está en tiempos de producción, luce robusto, alegre, orgulloso de su creación, suele ser leñoso y alcanza un gran tamaño; su altura puede superar los 30 metros. Es originario de la India y se cultiva en paÃses de clima cálido, además de algunos climas templados, como es el caso de República Dominicana.
El tronco es recto y su corteza de color gris-café, presentando grietas longitudinales poco profundas, que a veces contienen gotas de resina. Exhibe sus grandes hojas de forma presuntuosa, son alternas, coriáceas, lisas en ambas superficies, de color verde oscuro brillante por el haz y verde-amarillento por el envés. Se compara tanto, que según la juventud de sus hojas tienden a ser de color violeta rojizo o bronceado, aunque luego, para brillar más, se tornan verde oscuro.
Pero llega un momento en que prefiere no llamar la atención y produce sus flores en panÃculas, sin florescencias, para no llamar la atención y evitar que les sean extirpadas. Son de color verde amarillento.
 La fruta
El mango se da el lujo de jugar con la madre naturaleza de la forma que quiera, pues sus frutos son drupas o ciruelas muy variables, en cuanto a forma y dimensiones, pero generalmente es ovoide-oblonga, notoriamente aplanado o redondeado, de color verde amarillento, amarillo, rojo, morado o anaranjado con una piel gruesa.
La pulpa es de color amarillo o anaranjado, jugosa y sabrosa. Con su sabor conquista hasta el paladar más exigente. Pero no regala su contenido tan fácil, pues la envoltura que cubre su pulpa y su semilla es gruesa y leñosa, con una capa fibrosa externa, que se puede extender dentro de la propia pulpa.
El conjunto de sabores que ofrece la pulpa del mango, junto con los aromas que lo envuelven, invitan irremediablemente a degustarlo en refresco, en jugos o zumos, en postres como helados, bizcochos, mermeladas y dulces de mango.
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