PUNTA CANA. Los celos y la desconfianza en el ámbito de las relaciones familiares son considerados emociones y actitudes negativas que surgen cuando uno o varios miembros de la familia perciben amenazas reales o imaginarias a su relación afectiva o a su posición dentro del hogar.
La psicología evolutiva presenta los celos como un fenómeno complejo en el cual intervienen emociones intensas, pensamientos y comportamientos destinados a preservar una relación importante percibida en riesgo debido a la presencia de una tercera persona.
Esta respuesta emocional puede tener raíces evolutivas, ya que en contextos ancestrales, la exclusividad en las relaciones podía tener implicaciones cruciales para la supervivencia y la reproducción. La manifestación de la desconfianza surge cuando hay falta de credibilidad hacia un miembro de la familia, producto de experiencias desagradables en el pasado, percepciones negativas sobre su comportamiento, o acciones que han transgredido la confianza previa en la relación.
Entre las causas más comunes de celos en las parejas matrimoniales se incluyen la falta de comunicación, límites poco claros, distanciamiento físico e inseguridad en la relación. La psicología moderna reconoce que este es un tema más profundo que la simple infidelidad o desconfianza en una relación.
TRATAMIENTO
María Teresa Echavarría, psicóloga clínica con 19 años de experiencia trabajando con familias, señala que el tratamiento terapéutico puede implicar diversas direcciones y estrategias, dependiendo de la naturaleza, causa y gravedad de los celos de cada individuo. Esto incluye trabajar con niños, adolescentes, jóvenes y adultos, adaptando las estrategias según las necesidades individuales de cada persona, evaluando la situación y colaborando con la pareja, padres o madres para desarrollar un plan terapéutico personalizado que aborde efectivamente los celos y la desconfianza.
Los celos pueden ser catastróficos para las relaciones de pareja y afectar negativamente la dinámica familiar y la calidad de las relaciones interpersonales. Pueden dar lugar a conflictos recurrentes que impiden la resolución de problemas, una comunicación saludable, y una desconexión emocional y física.
Además, los celos excesivos pueden conducir a comportamientos controladores y restrictivos, socavar la autonomía y libertad individual dentro de la relación, generar resentimiento y descontento en la pareja, y disminuir la intimidad. En la intimidad, los celos afectan significativamente el vínculo emocional y físico, creando un ambiente lleno de ansiedad que puede alejar y limitar o eliminar la satisfacción sexual.
ADIÓS A LA COMUNICACIÓN
La comunicación puede deteriorarse considerablemente, dando lugar a mentiras, malentendidos y conflictos constantes, lo cual disminuye la capacidad para resolver problemas y drena la relación, provocando inestabilidad o incluso llevando a la separación o una relación disfuncional. Para reconstruir la confianza entre los cónyuges, la especialista recomienda reconocer que ambos son seres imperfectos y que los conflictos son inevitables en una relación. Es importante expresar arrepentimiento por acciones que hayan causado daño, escuchar con atención y mente abierta, evitar criticar o anticipar las respuestas del otro, mantener una comunicación abierta y centrarse en soluciones y acuerdos. También sugiere establecer límites claros en la relación y no confundir los celos con muestras de amor, ya que satisfacer reclamos e inseguridades puede alimentar un ciclo destructivo que puede llevar a escenarios de violencia o a una pérdida de la relación.
