PUNTA CANA. ‘Glee’ se convirtió en uno de los mayores fenómenos televisivos de la década anterior que lanzó a la fama a diez jóvenes prácticamente desconocidos hasta entonces, y la leyenda urbana asegura que sobre la serie acabó pesando una maldición que explicaría por qué tres de sus estrellas acabaron muriendo en trágicas circunstancias.
Cory Monteith (Finn en la ficción) falleció por una sobredosis de alcohol y heroína en 2013, Mark Salling (Puck) se ahorcó en un parque en 2018 mientras esperaba a conocer su sentencia por posesión de pornografía infantil y Naya Rivera (Santana) se ahogó mientras navegaba con su hijo de cuatro años; el pequeño fue encontrado sano y salvo solo a bordo de la embarcación y el cuerpo sin vida de su madre se recuperó varios días más tarde.
Ahora una nueva serie en tres partes de Investigation Discovery ha vuelto a sacar a la luz algunos de los episodios más oscuros de la producción de Ryan Murphy: no los que ocurrieron delante de las cámaras, sino los que tenían lugar entre bambalinas.
El propio creador de la serie ha reconocido en varias ocasiones que no manejó bien los choques de ego y las rivalidades entre las jóvenes estrellas a su cargo porque él mismo estaba más concentrado en vivir una especie de segunda adolescencia a su lado, aunque siempre tuvo la esperanza de que con el paso del tiempo todos maduraran y dejaran de lado los resentimientos.
Lea Michele, la protagonista de la historia en el papel de Rachel Berry, fue acusada hace un par de años de comportarse como una diva insufrible en el set por varios compañeros de reparto, y mantenía una enemistad especialmente encarnizada con Naya Rivera, que fue ganando peso en la trama según pasaban los episodios. Sin embargo, el padre de Naya ha aprovechado su intervención en el documental para aclarar que en su caso sí podrían haber acercado posturas como mujeres adultas si su hija no hubiera muerto antes de tiempo.