PERÚ. Durante hoy miércoles, se ha agudizado la crisis política peruana cuando el expresidente Pedro Castillo fue detenido en Lima. Castillo disolvió temporalmente el Congreso, horas antes de que se votara una moción de vacancia en su contra, por «permanente incapacidad moral» con 101 de 130 votos a favor,
Horas después de una maniobra política completamente inesperada para el país, que vivió un evento similar —aquella vez, con éxito— por parte de Alberto Fujimori en 1992, las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional peruanas anunciaban que no respaldarían el plan de Castillo.
«Cualquier acto contrario al orden constitucional establecido constituye una infracción a la Constitución y genera el no acatamiento por parte de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional del Perú», sentencia un comunicado firmado por ambos cuerpos.
Paralelamente, se produjo una renuncia masiva en el Consejo de Ministros del Gobierno y la vicepresidenta de Castillo, Dina Boluarte, se pronunció en contra de la disolución del Congreso.
«Rechazo la decisión de Pedro Castillo de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso. Se trata de un golpe de Estado», publicó la política, antaño aliada del mandatario, en Twitter. El exmandatario, por lo tanto, se quedó solo en su autogolpe. Ahora, Boluarte se prepara para ser investida como nueva presidenta de Perú.