El SEIBO. Quizás recorrer una de las primeras provincias del país no sea tentador para muchos, sin embargo, el conjunto de cualidades y recursos que tiene El Seibo, en sus más de 500 años de historia, sería seductor no solo a un visitante nacional, sino también para el forastero, pues ofrece la posibilidad de recorrerlo en apenas unas horas.
De modo que, 24 horas de un día festivo se pueden utilizar para conocer los atractivos de una de las ciudades del Este más completas y de mayor rasgo cultural y ecológico. Para un capitaleño aventurero que decida movilizarse en transporte público, el costo de un pasaje hasta esta localidad le saldría en quinientos pesos, ida y vuelta.
EMPIEZA LA AVENTURA
Al llegar, su parada ideal sería frente a la tradicional fábrica de mabí, en la cual, aparte de refrescarse con el mabí, bebida insigne y mística de este pueblo, también puede interactúar con sus dueños, llevándose los conocimientos históricos que provee la narrativa que concentra el internacionalizado Mabí Champagne Seibano.
Si entre los planes de los visitantes está no caminar, justo al lado de la fábrica hay una parada de motoconchos, a un costo no superior a sesenta pesos. Esta es una de las mejores opciones de transporte interurbano por el bajo costo y la rapidez con que llega a los puntos esenciales de la ciudad de Santa Cruz, además de permitirles interactuar con los locales y conocer más de cerca el pueblo.
La Iglesia de Santa Cruz es un monumento que podría ser ideal para quienes prefieran turismo religioso, ya que tiene una historia cultural amplia, por ser una de las más antiguas del Nuevo Mundo. Quienes visitan El Seibo en el mes de mayo pueden apreciar uno de los eventos únicos que se celebran durante las fiestas patronales de esta demarcación, el cual es único en el país, ya que cuenta con la participación de las corridas de toros.
OTROS ATRACTIVOS Y LA GASTRONOMÍA
En caso de que la tauromaquia no sea de las actividades buscadas por los turistas, para terminar el día, este pueblo Oriental tiene una cartera de oferta al turismo ecológico que puede desarrollarse a pocos kilómetros de la ciudad.
En el distrito municipal de Pedro Sánchez, a 14 kilómetros de El Seibo está “Rincones de mi País”, y en tres horas de actividad le ofrecen como destino una cascada o una experiencia de cacao tradicional.
En caso de que el hambre ataque, sin salir de la avenida principal Manuela Diez Jiménez, se puede probar los pastelitos que se venden en el centro. Si a quienes visitan El Seibo no les apetecen los pastelitos, hay varios puestos de comida y restaurantes en las cercanías del pueblo.
Si se busca un lugar que ofrezca confort con un menú variado y “popi”, hay dos restaurantes que ofrecen un ambiente familiar y acogedor. Pero sí de almuerzo lo que le apetece es probar el mejor mofongo de la ciudad, a pocos pasos de Luijo Pastelito venden mofongos y a pocos metros hay otro puesto dedicado a la venta de comida típica dominicana.
El Seibo tiene una de las mejores dulcerías de la región y el país, la dulcería de Doña Tula. La misma oferta variedad de dulces de frutas tropicales como, naranja en almíbar, guayaba y otros. Aunque el más buscado es el de leche con otros ingredientes.