LA ROMANA. (Limber Ramírez/Especial para El Tiempo) Al mencionar la palabra cementerio inmediatamente el lugar es asociado a un ambiente tranquilo, de paz, aprovechado por muchos para meditar y recordar, ya que es la última morada de un ser querido.
Pero, en esta ciudad las cosas han cambiado, los campos santos aparte del abandono que presentan, se le agrega el mal estado en las vías de accesos y entornos de las tumbas, la falta de iluminación y de terreno para sepultar a los difuntos. Está también el problema de la falta de seguridad y vigilancia, lo que ocasiona que familias y amigos hayan tenido que reducir o casi eliminar las visitas, por miedo a los atracos y despojos de pertenencias por individuos que prácticamente viven dentro del cementerio.
Ramón De Jesús Cholo, tiene más de 50 años pintando y cuidando algunos panteones y capillas de manera independiente. “A las autoridades que manden gente, que vengan en nuestro auxilio, aquí hay unos muchachos fumando, durmiendo y atracando gente. Aquí no se puede dejar nada, hasta los hierros de mí trabajo me roban”, aseveró De Jesús.
La misma problemática se repite, pero más agravada, en el Cementerio Municipal ubicado en la carretera La Romana-Guaymate, ya que este cementerio está lleno a toda capacidad por falta de terreno, lo que origina que para personas llegar a las tumbas de sus seres queridos tengan que caminar por encima de otras tumbas y que para enterrar a los difuntos tengan que sacar los restos de otros y ponerlo a un lado del nuevo nicho.
También, por la falta de recogida de basura los empleados tienen que quemar los desechos sólidos. A esta situación se añade las malas condiciones de los pocos caminos existentes, hay mucha maleza y se visualiza el deterioro total de la capilla central para oficializar misas.