NUEVA YORK. La violencia generalizada que se verifica en todas las sociedades, ambientes y edades son secuelas de los problemas de salud mental generados por el estrés post COVID-19, y por las restricciones impuestas durante la pandemia.
Así lo reveló el psicólogo dominicano Henry Montero, radicado en Nueva York, señaló que la violencia grave aumentó en un 38% después que las medidas restrictivas de la pandemia fueron flexibilizadas en Estados Unidos y es casi la cuarta parte de los casos violentos que se registran a todos los niveles.
Sostuvo que los grupos de edad que experimentaron mayores incrementos de violencia fueron niños de 0 a 10 años (hasta un 41,9 %) y adultos de 18 a 30 años (hasta un 29,2 %).
El psicólogo explicó que «la rabia es una cólera que saldría de la nada, el cambio de personalidad ha surgido como un síntoma de Long COVID-19. Desde el momento en que aparecen los síntomas iniciales, la vida de las personas con COVID es un período de ajuste interminable. Los mismos síntomas y condiciones físicos y neurológicos que pueden persistir (o incluso aparecer) después de que alguien supuestamente se haya «recuperado» de Covid-19 se han mencionado repetidamente en artículos médicos y de interés general: piense en agotamiento, confusión mental y falta de atención, aliento”.
Explicó que algunos pacientes experimentan síntomas mucho después de su infección por COVID, y para muchas de estas personas, está cambiando la forma en que interactúan con el mundo.
Un estudio de 395 personas que fueron hospitalizadas con COVID-19 encontró que el 91 % tenía problemas cognitivos, fatiga, depresión, ansiedad, problemas para dormir o luchaba con actividades rutinarias seis meses después de regresar a casa
El estrés de la pandemia de COVID-19 ha afectado a todos, pero especialmente a aquellos que han luchado contra el virus y ahora tienen síntomas persistentes.
Conocido como Síndrome Post COVID, algunos pacientes experimentan síntomas durante semanas o incluso meses después de recuperarse de la fase aguda de la infección o cuando ya no se detecta el virus en sus cuerpos. Los pacientes que tuvieron casos leves y no fueron hospitalizados todavía experimentan un COVID prolongado.
El estrés de estos síntomas no solo está afectando la salud física de los pacientes, sino también su salud mental. Reconocer los síntomas del COVID-19 prolongado es el primer paso para obtener la ayuda que necesitan.
Fuente periódico El Faro