VERÓN. Desde la Facultad de Medicina de Harvard, Naidoo lleva años estudiando cómo nuestras bacterias intestinales desencadenan procesos metabólicos -e incluso episodios de inflamación cerebral- que afectan la concentración y el razonamiento.
“Los estudios existentes apuntan a la idea de que podemos reducir la posibilidad de demencia al evitar los alimentos que comprometen a nuestras bacterias intestinales y debilitan nuestra memoria”, dijo en su columna para CNBC.
Para preservar la salud del cerebro, y potenciar el pensamiento analítico y la buena toma de decisiones, la experta recomienda evitar al menos cinco tipos de alimentos.
Azúcares añadidos
Los azúcares añadidos no existen naturalmente en un alimento o bebida, sino que se añaden durante el procesamiento o la preparación. Los azúcares añadidos aportan calorías, pero contiene poco valor nutricional.
Comidas fritas
“Papas fritas, tempura, samosas, nuggets de pollo. ¿Se te hace la boca agua? Lo entiendo. Pero, cuando se trata de la salud del cerebro, vale la pena reducir estas comidas”, dijo Naidoo.
Un estudio reciente que incluyó a 18.080 personas encontró que una dieta rica en alimentos fritos estaba relacionada con puntuaciones más bajas en el aprendizaje y la memoria.
Carbohidratos de alta carga glucémica
Incluso si los alimentos con alto contenido de carbohidratos, como el pan, la pasta y cualquier otra cosa hecha con harina refinada, no tienen un sabor dulce, el cuerpo humano los procesa de la misma manera que lo hace con el azúcar.
Alcohol
Trabajar demasiado “a menudo conduce a beber en exceso los fines de semana como una forma de aliviar el estrés”, explicó la Dra. Naidoo.
Un estudio publicado hace tres años en el British Medical Journal, indica que las personas que consumían más de 14 bebidas por semana tenían un mayor riesgo de demencia en comparación con las que bebían alcohol con moderación.
Los nitratos
Usados como conservante y para realzar el color en embutidos y carnes curadas como tocino, salami y salchichas, los nitratos también pueden guardar estrecha relación con la depresión.
Un estudio incluso sugiere que los nitratos pueden alterar las bacterias intestinales de tal manera que inclinan la balanza hacia el trastorno bipolar, una afección grave del estado de ánimo que puede provocar cambios emocionales intensos.