VERÓN. Los científicos dicen que han demostrado lo que muchas personas que han tenido la suerte de crecer con sus abuelas han sabido siempre: las madres de nuestros padres tienen un fuerte instinto de crianza y están predispuestas a preocuparse profundamente por sus nietos.
Un nuevo estudio divulgado en la publicación Proceedings of the Royal Society B. este martes (16.11.2021) es el primero en proporcionar una mirada neuronal a este atesorado lazo intergeneracional. Un equipo de científicos de la Universidad de Emory (Estados Unidos) ha escaneado el cerebro de abuelas mientras miraban imágenes de sus nietos pequeños para establecer una instantánea neuronal de ese vínculo intergeneracional.
«Lo que realmente salta a la vista de los datos es la activación en áreas del cerebro asociadas a la empatía emocional», dijo James Rilling, profesor de antropología de Emory y autor principal del estudio. La actividad de esas zonas cerebrales «sugiere que las abuelas están orientadas a sentir lo que sienten sus nietos cuando interactúan con ellos». Si el niño sonríe ella siente su alegría y si llora sienten su dolor y la angustia, indicó Rilling.
Las regiones cerebrales que se activan no son las mismas cuando la mujer mira la foto de su nieto o la de su hijo adulto. En este último caso hay una mayor activación en un área asociada a la empatía cognitiva. Esto indica que pueden estar tratando de entender cognitivamente lo que su hijo adulto está pensando o sintiendo y por qué, pero no tanto desde el punto de vista emocional, indica la investigación.
De hecho, la «hipótesis de la abuela» postula que la razón por la que las mujeres tienden a vivir mucho más allá de su edad reproductiva es porque proporcionan beneficios evolutivos a su descendencia y a sus nietos. El efecto también ha sido observado en otras especies como los elefantes, o las orcas, que como los humanos –pero a diferencia de la gran mayoría de mamíferos– también experimentan la menopausia. «Esta es realmente la primera mirada al cerebro de la abuela», dijo Rilling, explicando que los estudios con escaneos cerebrales en personas mayores normalmente se centran en indagar sobre condiciones como el Alzheimer.
El equipo reclutó a 50 abuelas sanas que vivían en el área de Atlanta, Georgia, y procedían de diversos contextos económicos y raciales, y que completaron un cuestionario con detalles sobre el tiempo que pasan con sus nietos, las actividades que realizan juntos y el afecto que sienten por ellos. Además, se sometieron a una resonancia magnética funcional (fMRI) para medir la función cerebral mientras veían imágenes de su nieto, de un niño desconocido, del padre del mismo sexo del nieto y de un adulto desconocido.
Los resultados mostraron que, mientras veían imágenes de sus nietos, la mayoría de las participantes mostraban más actividad en las áreas cerebrales relacionadas con la empatía emocional y el movimiento. Las abuelas que activaron más fuertemente las áreas involucradas con la empatía cognitiva al ver imágenes de su nieto habían indicado en el cuestionario que deseaban una mayor participación en el cuidado del pequeño.
Comparando los datos con un estudio anterior sobre padres que miraban imágenes de sus hijos, las abuelas, como término medio, activaban con más fuerza las regiones relacionadas con la empatía emocional y la motivación. Riling consideró que estos resultados «se suman a la evidencia de que parece haber un sistema global de cuidado de los padres en el cerebro, y que las respuestas de las abuelas ante sus nietos se asignan a él».
El estudio abre la puerta otras preguntas y sería interesante estudiar también la neurociencia de los abuelos y cómo sus funciones cerebrales pueden diferir entre culturas, según los autores.»En neurociencia están apareciendo pruebas de la existencia de un sistema global de cuidados parentales en el cerebro», dijo Rilling y el grupo quería estudiar cómo las abuelas podrían encajar en ese patrón.