Punta Cana. Un nuevo estudio de la Universidad de Duke, Carolina del Norte, ha ofrecido esperanzas revolucionarias para la salud hepática al demostrar que el daño al hígado causado por el estrés y el envejecimiento podría ser potencialmente reversible.
Los investigadores han logrado rejuvenecer las células hepáticas en experimentos con ratones y tejido humano, marcando un avance significativo en la medicina regenerativa.El hígado, conocido por su notable capacidad de regeneración, sigue siendo susceptible a los efectos adversos del estrés crónico y el envejecimiento, lo que puede conducir a enfermedades graves como la cirrosis.
La enfermedad hepática no alcohólica (MASLD), una afección metabólica que afecta a uno de cada tres adultos a nivel global, es particularmente preocupante, ya que el envejecimiento aumenta el riesgo de desarrollar cirrosis, una condición en la que las cicatrices hepáticas pueden llevar a la insuficiencia orgánica.En el estudio dirigido por la profesora de medicina Anna Mae Diehl, los científicos identificaron cómo el envejecimiento induce la muerte de ciertas células del hígado, conocidas como hepatocitos, a través de un proceso de muerte celular programada llamado ferroptosis, que depende del hierro.
Los investigadores descubrieron que los hígados envejecidos tienen una firma genética distintiva que aumenta la activación de genes relacionados con la ferroptosis, exacerbando el daño hepático.Utilizando esta firma genética, el equipo de investigación probó un fármaco experimental en ratones, con resultados prometedores: el tratamiento logró revertir el daño hepático y rejuvenecer las células del hígado. Este hallazgo sugiere que el envejecimiento hepático, al menos en parte, puede ser reversible.»Nuestro estudio demuestra que el envejecimiento es al menos parcialmente reversible,» afirma Diehl. «Nunca se es demasiado viejo para mejorar.»
Los resultados también indican que el fármaco en investigación podría ofrecer nuevas oportunidades para tratar enfermedades hepáticas avanzadas y mejorar la calidad de vida de los pacientes afectados.Este avance podría transformar el enfoque hacia el tratamiento de enfermedades hepáticas y abrir nuevas vías para combatir los efectos nocivos del envejecimiento y el estrés metabólico en el hígado.
Los científicos continúan trabajando para llevar estos descubrimientos a la práctica clínica y explorar su potencial en humanos.