Autor: Oscar Quezada: En la actualidad, el contenido que se consume masivamente, sobre todo en redes sociales, tiende a ser superficial y de fácil digestión. Los temas profundos, aquellos que abordan asuntos como la política fiscal, la delincuencia o las deficiencias en los sistemas de salud y educación, son etiquetados como «aburridos».
Sin embargo, esta tendencia a ignorar los temas relevantes es preocupante, ya que, aunque no capten la atención inmediata, sus efectos son palpables y directos en la vida cotidiana de las personas. Un ejemplo claro de esto es la reforma fiscal que actualmente se discute en las lides del Congreso Nacional. Se trata de un tema de suma importancia que impactará a todos, desde el costo de productos de consumo diario hasta el encarecimiento de múltiples servicios.
No obstante, muchos ciudadanos lo consideran irrelevante o poco interesante, hasta que sienten las consecuencias en su propio bolsillo. En ese momento, surgen las preguntas: ¿por qué subió el costo de vida?, ¿cómo afecta esto mi economía familiar?, ¿qué puedo hacer al respecto? La desconexión entre los ciudadanos y los temas trascendentales radica, en parte, en el consumo excesivo de contenidos de entretenimiento que saturan las redes sociales.
Estos contenidos no fomentan el pensamiento crítico ni la reflexión sobre asuntos que realmente importan. Al final, la población se adormece frente a las decisiones políticas y económicas que moldean su futuro, sin darse cuenta de su importancia,
hasta que es demasiado tarde para influir en ellas.
Es necesario repensar nuestra relación con la información que consumimos. Los llamados “temas aburridos” son, en realidad, los que nos preparan para enfrentar las situaciones que afectan nuestra vida diaria. Ignorar estos asuntos no nos exime de sus efectos, por lo que resulta imprescindible estar informados para poder participar activamente
en el desarrollo de nuestra sociedad.