viernes, noviembre 22, 2024
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Sin tapujos

Agonía   

Mirar el futuro con optimismo es un consejo que empuja y vigoriza, capaz de sacudir perezas y vencer cansancios. Pero igual deslucido por una realidad adversa que ataca con rabia el derecho de muchos a vivir con dignidad.

La certidumbre mancillada reposa en la voluntad de los que deciden en nombre de todos. Pero el tiempo, que avanza sin pedir permiso a nadie, es amo y señor hasta de la vida misma y sus designios. Y eso desespera y consterna a los desterrados en su propio mundo.

Tener nada, poco, mucho o resignarse forzosamente a ninguna, esa es la cuestión. ¿A qué dimensión pertenecen los aislados? ¿A la vida fingida o a la muerte desvelada?

Y la transformación reclamada, ¿responde a parámetros realmente objetivos? ¿Es posible situarla en un espacio de reflexión concienzuda? El cambio proclamado suele ser visto desde un cristal deforme y torcido, a veces obtuso, que subyuga adrede la razón y cualquier tipo de interpretación coherente.

Revolcarse en sus angustias o seguir exigiendo, son dos opciones conciliables y a la vez antagónicas. Pero es lo que queda a los confinados en este festival sin fin de apariencias y puñaladas traperas, porque su devenir no depende de sus capacidades, sino de quienes deciden incluso sus posibilidades de respirar.

A pesar de todo, la valentía se viste de protagonismo e intenta vencer, desafiar, arrebatar… porque hay quienes eligen seguir avanzando por rutas con o sin destinos definidos. Detenerse es peor. Es mejor avanzar que sucumbir. A fin de cuentas, es una elección.

El camino del desterrado es pedregoso, hostil, angosto y dilatado. Su acompañante inseparable, y a veces eterno, es el desprecio hasta de sus iguales; el hambre impiadosa; la violencia que enajena y mata; la miseria planificada y la apatía insolente y cruel engendrada en el vientre ardiente de sus verdugos. 

Los excluidos tienen un final previsible. Nada ni nadie detendrá la marcha inalterable y firme de este carrusel. Los jinetes sólo se turnarán e idearán nuevas formas de seducción y control.

Oscar Quezada
Oscar Quezada
Soy un periodista que ama escuchar y contar historias, y con eso lucho cada día. Trato de hacerlo con relatos sencillos y entendibles para todos. Estudié en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).