El nuevo bulevar de Higüey: lo mismo que el viejo… pero peor (2/2)
Gabino Santana Cedano
Son idénticos, en cuanto a que ambos corresponden a la misma tipología arquitectónica, que no es ni “bulevar” ni mucho menos “paseo”. Son plazas comerciales abiertas. Cuyo programa arquitectónico, tanto en una como en la otra, es básicamente el mismo: locales, terrazas y baños. Con una cierta diferencia en términos cuantitativos en el sentido de que el segundo “bulevar” es mucho más desarrollista. Mientras el primero contaba con tres bloques y seis locales, en el segundo serian seis bloques y doce locales.
En términos formales las edificaciones en ambos proyectos son exactamente lo mismo: volúmenes anodinos de concreto y hormigón armado, completamente desintegrados respecto al lugar en que se implantan y de muy dudosos valores estéticos. La similitud es tal, que la ubicación de las edificaciones dentro del plano de conjunto en ambos casos es justamente la misma.
Son idénticos, en cuanto a que ambos eluden las consecuencias de los trastornos en la estructura funcional de movilidad, al plantear un desarrollo de uso comercial en el centro de la ciudad sin estacionamiento vehicular. Es consabido que el creciente uso de vehículos de motor como medio de transporte privado, unido a deficiencias crónicas en la infraestructura vial, mantiene la zona central de Salvaleón de Higüey sumida en un verdadero caos; soportando graves problemas de congestionamiento, demoras en los traslados, accidentes, degradación ambiental, etc. Y que uno de los factores que más contribuye al empeoramiento de esta crisis es precisamente la carencia de espacios para el estacionamiento público, privado y de carga en dicha zona. Sin embargo, ambas intervenciones se conciben obviando esa realidad. Con independencia de que además se trata de una violación clara del “Reglamento para Estacionamiento Vehicular en Edificaciones” del MOPC, y del conjunto de disposiciones legales que rigen esa materia en nuestro país.
Son idénticos, en cuanto a que ambos ignoran el fuerte impacto que generan sobre el ambiente urbano, con problemas que van desde contaminación acústica, contaminación visual, acumulación de basura, hasta reducción de áreas verde y del arbolado; consecuencia inmediata de ese nuevo uso al que destinan ese suelo. Y todos factores de riesgo que influyen directamente en la salud de la ciudad, y consecuentemente, en la de los ciudadanos.
Y finalmente, aunque de naturaleza distinta, pero igual de invariante. Son idénticos también como expresión del nepotismo, favoritismo y amiguismo político que tanto han contribuido al deterioro de nuestras instituciones como prácticas deleznables en el ejercicio de la administración pública. Lo que han construido en ambos “bulevares” son esencialmente productos inmobiliarios para ser cedidos en arrendamiento a particulares. En el primer “bulevar” los afortunados fueron familiares y amigos de funcionarios municipales de entonces. Aún se desconoce la lista de los nuevos doce agraciados.