El pasado domingo 28 de julio se celebraron las elecciones presidenciales de Venezuela. El grueso de las firmas encuestadoras otorgaban triunfo amplio al candidato de la oposición, Edmundo González, por lo que los venezolanos y todos los que dábamos seguimiento al evento comicial observamos como inminente la victoria del pupilo de María Corina Machado, mediante un sistema electoral calificado por las autoridades gubernamentales como uno de los más avanzados del mundo.
Las mesas fueron cerradas a las 6 de la tarde, pero todavía a las doce de la noche no se había ofrecido el primer boletín. Se alegó un hackeo desde Macedonia al sistema del Consejo Nacional Electoral, pero minutos más tarde el señor Elvin Amoroso, presidente del órgano comicial, otorgó un 51.2 a Nicolás Maduro y un 44.2 a Edmundo González. Sin entrar en detalles se dio por cerrado el proceso.
¿Qué pasó con las encuestas?, ¿Se cayeron o erraron todas, porque sencillamente sus representantes eran fascistas al servicio del imperialismo, para solo referir dos adjetivos usados por los líderes de la Revolución Bolivariana?, ¿Dónde están las actas oficiales demandadas por la comunidad internacional y los gobiernos del mundo, que confirmen el triunfo de Nicolás Maduro?
Al momento de escribir este artículo la única que había presentado actas de votación originales (un 83%) es María Corina Machado, las cuales aparecen en el internet para consumo del mundo. En esas actas de cada diez venezolanos que sufragaron siete favorecieron a la oposición, por lo que el triunfo de Edmundo González fue de un 70% contra un 30% de Maduro.
Lo más hermoso del caso es que Maduro eleva un recurso ante una instancia electoral del Tribunal Supremo de Justicia para que ratifique su supuesta victoria, de lo que no hay duda alguna de que así sería porque se trata de funcionarios vinculados al Partido Socialista Unido de Venezuela.
Todas las cortes están secuestradas o controladas por el chavismo. Y las Fuerzas Armadas están al servicio de la denominada Revolución Bolivariana, con el señor Vladimir Padrino López a la cabeza, quien de forma imprudente la noche del domingo 28 pronunció un discurso dirigido a la nación, que en el fondo fue una amenaza de represión hacia todos los venezolanos que no acaten las inventadas estadísticas del tribunal electoral, como en efecto se ha llevado a la práctica con decenas de muertos, centenares de heridos y miles de apresados.