Las luces de varias linternas apuntando al parabrisas de mi carro indicaron que me detuviera a la derecha. Así lo hice. Estaba con mi familia. Dos militares se acercaron a mi vehículo, que ya tenía todas las ventanas bajadas. Los militares eran parte de la Fuerza de Tarea Conjunta Ciudad Tranquila (FTC-Ciutran), integrada por miembros del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea de la República Dominicana.
Esta fuerza fue creada en 2006 por el Ministerio de Defensa, para apoyar las acciones de la Policía Nacional en el combate a la delincuencia, con entrenamiento para operaciones de seguridad ciudadana. Se les ve por las noches en puntos considerados estratégicos, deteniendo vehículos con «perfil sospechoso», un criterio tan subjetivo que suele ser cuestionado por ciudadanos que aún no comprenden estos «operativos». Les sigo contando. De los dos militares que en principio ordenaron detenerme, uno se alejó y el otro se acercó por la puerta del conductor.
«Qué tal, comando», me dijo, con cara de simpático. «Todo bien, gracias a Dios», le respondí. Como quien busca donde nada se le ha perdido, el militar mete la mano en mi carro para, de inmediato, preguntar: «¿Cómo está ese aire, comando? ¿Está frío?». Le respondí que sí, intentando descifrar lo absurdo de su pregunta. Por fortuna, he aprendido a controlar mis impulsos ante la imprudencia de los estúpidos, máxime cuando ando con mi familia.
Hace rato esperaba la petición que llegó en apenas segundos: «Aquí afuera está muy caliente. Lo que usted tenga, se lo vamos a agradecer». Improvisé una sonrisa. Puse mi auto en marcha, par de chistes para relajarnos y continuamos nuestro paseo nocturno por las calles de Verón. Atrás, dejamos a un militar feliz, sonriente y satisfecho de su labor.