PUNTA CANA. Leonel consiguió lo que buscaba. Su discurso de ayer lunes por la noche fue meramente político-electoral, mirando hacia un 2024 que promete ser agitado. Maestro de generaciones en la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD), sabía perfectamente que, al día siguiente, sus palabras ocuparían espacios importantes en la opinión pública nacional.
El ex presidente tocó justó la melodía que la gente quería escuchar en este contexto de pandemia, dificilísimo para cualquier gobernante del mundo. Entonces interpretó, con una muy bien afinada entonación, los temas más populares del repertorio social en estos días: desempleo, vacunas, pollo caro, endeudamiento público y alzas de los precios de la canasta familiar.
Su discurso fue fijando su mirada hacia los comicios del 2024, porque fue populista y deliberado, dando en la llaga de un pueblo que aunque apoyó las aspiraciones presidenciales de Luis Abinader y su partido, el Revolucionario Moderno (PRM), hoy sufre las consecuencias de una crisis sanitaria que ha golpeado inmisericorde a los sectores más deprimidos de la geografía nacional.
Al tratar estos temas con la solemnidad y dotes de buen orador que le caracterizan (y dramatizando en parte sus relatos fríamente calculados), el tres veces presidente de la República y actuar líder-fundador del partido Fuerza del Pueblo, se anota un punto a favor entre quienes suelen sintonizar con líneas discursivas circunstanciales y oportunistas, sin reparar en las intenciones reales que pueda tener el propietario de cada mensaje.
Leonel libra una batalla campal con su antigua casa política, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), y es obvio que la estrategia suya y de su organización política sea precisamente posicionarse como el partido opositor más importante del país.
Ganarse ese puesto, le garantiza al menos mantenerse en la palestra desde ahora y hasta el 2024, cuando entonces lleguen los ardores de la campaña electoral para escoger un nuevo presidente constitucional.
Al escoger al Gobierno y al PRM como el rival político más importante frente a esas elecciones, Leonel desplaza de golpe y porrazo al PLD como fuerza opositora importante, se erige como una opción de poder frente al electorado y mantiene vigencia con un discurso de ataques hacia las ejecutorias de la presente administración.
Por eso Leonel consiguió lo que quería, que hoy se hablara por mucho de su discurso y figura. Unos para bien, y otros para mal. Pero que su nombre fuera noticia.
